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La Constitución, aprobada en el Pleno del Senado

Fernando Abril discutió públicamente con varios senadores

Las situaciones de tensión y de confusión que se produjeron ayer en el Senado, en los pasillos y en el propio salón de sesiones, fueron numerosas a lo largo de la jornada parlamentaria, de la que fue protagonista máximo el vicepresidente segundo del Gobierno, Fernando Abril, a quien se vio discutir rodeado de parlamentarios y periodistas, con los senadores de desígnación real Luis Olarra y Luis Sánchez Agesta -antes lo había hecho con Juan Ignacio Uría-, y con Manuel Villar, en el propio banco en cuyo pupitre el señor Abril dio un sonoro puñetazo.La noticia de inexistencia de acuerdo entre el Gobierno y el PNV sobre la disposición adicional de la Constitución recorrió el palacio del Senado desde primera hora de la mañana. Entre quienes mayor indignación mostraban por este desenlace destacaban los senadores de designación real, dos de los cuales, los señores Olarrá y Uría, aseguraban que la denominada «fórmula Osorio» contaba con la aceptación del PNV y que tanto el presidente del Gobierno como los altos militares a los que se había consultado habían dado su visto bueno. Paralelamente, el señor Sánchez Agesta buscaba con el PNV una fórmula aceptable para todos, y en este intento participaron también senadores de la Entesa, como Josep Benet y Pere Portabella.

En este clima de tensión, el senador Uría mantuvo una conversación con el señor Abril, a quien en alta voz le increpó afirmando: «Tú serás el único responsable», a lo que el vicepresidente respondió con voz firme y resolución: «Ya está bien».

El señor Abril, en las conversaciones que mantuvo en los pasillos del Senado con los señores Olarra y Sánchéz Agesta, insistió en la necesidad de, la aceptación del marco constitucional. Más tarde, cuando se le acercó al banco azul Joaquín Satrústegui para mostrarle una fórmula de compromiso, el vicepresidente del Gobierno le remitió al portavoz del grupo de UCD en el Congreso, José Pedro Pérez Llorca, quien introdujo varias modificaciones en el texto propuesto que le hicieron inaceptable para el PNV. Terminada la sesión de la mañana, el propio señor Abril, de su puño y letra, estableció los requisitos para la aceptación de la enmienda, que no eran otros que remarcar el predominio de la Constitución en materia foral.

Durante la última parte de la sesión matinal -si se puede llamar así a la que concluyó al filo de las tres de la tarde-, la negociación llegó a su punto culminante en el despacho del vicepresidente del Senado, Juan Carlos Guerra, mientras que en el salón de plenos se acercaba dramáticamente el momento de la votación. De esta reunión surgió la propuesta de solicitar una hora de aplazamiento, como si de la ejecución de una pena capital se tratara. La propuesta fue aceptada por el señor Abril en la tribuna de oradores. Durante este intervalo tampoco prosperaron los buenos oficios desplegados por algunos senadores, entre ellos Antonio Pedrol.

Antes de reanudarse la sesión de la tarde, mientras se manejaban y consultaban numerosas propuestas, el salón de sesiones fue escenario de auténticas melés, en las que participaron senadores vascos, socialistas y de UCD junto con miembros del Gobierno. Se encontraba en el banco azul -habitualmente vacío de ministros durante los debates- el vicepresidente Abril y los ministros y senadores Marcelino Oreja, Landelino Lavilla, Rodolfo Martín Villa y Rafael Calvo.

En un momento dado los rumores se acallaron ante las voces de elevado tono procedentes del banco azul, y las miradas se dirigieron hacia donde el señor Abril discutía airadamente con Manuel Villar, incluido un puñetazo del vicepresidente del Gobierno sobre su pupitre. Más tarde, Fernando Abril pareció conversar no muy amigablemente con su companero de Gobierno y Marcelino Oreja.

El presidente del Senado logró, finalmente, acallar el revuelo y se inició el último trámite para la aprobación senatorial del proyecto de Constitución.

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