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Entrevista:

Nicolás Guillén: "Mi obra literaria responde al proceso social cubano"

Después de entrevistar a Nicolás Guillén se siente un poco de frustración, como si algo se quedara, involuntaria y obligadamente, en el tintero. Porque Guillén ataja al que tiene enfrente -alguien dijo que fue cocinero antes que fraile, recordando su etapa periodistica- y en ocasiones calla, calla, quizá porque piensa que así es mejor para todo lo que él cree que es bueno. Guillén, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, pidió un cuestionario previo a la entrevista -«uno es un poco egoísta y el cuestionario es más cómodo»- y dijo que no contestaría a ninguna pregunta política. ¿Qué entiende por pregunta política? «Usted me entiende de sobra, una pregunta con intencionalidad politica.» Y punto. No especificó más sobre el carácter político de las preguntas, aunque, inevitable y lógicamente, teñidas de política estuvieron todas sus respuestas.Nicolás Guillén tiene, a sus 76 años, una vitalidad grande y una mente despierta constantemente al quite. Aunque algunas veces la salud se resienta y haya que suspender una rueda de prensa porque «después del viaje desde La Habana venía muy fatigado».

Claro que a Guillén no le gusta hablar de su edad o pasa por encima de ella sin tenerla en cuenta y siempre con humor. Porque cuando se le pregunta, por ejemplo, cómo hace para, a sus años, escribir literatura infantil e intentar interesar a los niños, corta de inmediato, como una damisela ofendida, y pregunta: «¿Cómo a mi edad? Pero ¿qué años se cree usted que tengo?» Y explica, con orgullo, el éxito que ha tenido un reciente libro suyo, Por el mar de las Antillas marcha un barco de papel, del que se hizo una tirada de mil ejemplares al precio de treinta pesos, -unas 2.400 pesetas, que se agotó durante el XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, celebrado, en agosto, en La Habana. «Lo importante -dice- es despertar el interés del niño mediante la edición sistemática de libros que despierten su imaginación.»

Guillén dice que su obra «responde al proceso social cubano, de un país compuesto por descendientes de esclavos africanos y amos españoles. Así se consolidó la población y ahora es mestiza y mulata. La expresión de ese complejo racial compone el fondo de mi poesía, que también es mulata».

«La historia de la literatura cubana -sigue el escritor- empieza muy a fines del siglo XVIII, con la poesía española y francesa. A veces, la influencia francesa llega a través de España y está presente por el modernismo español, por Rubén Darío.»

-A usted siempre le ha gustado Rubén Darío.

-Bueno, es que los que éramos jovenes a principios de siglo admirábamos a Rubén, porque acabó con la retórica de Núñez de Arce y la familiar displicencia de Campoamor. El papel de agente purificador del lenguaje de Rubén lo vio Juan Valera, a pesar de que Rubén decía: «De las academias, líbranos, Señor.» La poesía siempre es la principal creación literaria en todas partes. Ahora, en Cuba hay que contar también con un gran narrador, Cirilo Villaverde, el autor de Cecilia Valdés, cuadro realista de la vida colonial cubana de la segunda mitad del siglo XIX. Galdós dijo, y quizá se creía que nos hacía un favor: «Esta novela es excelente; tan buena que no parece hecha por un cubano.» El libro es, en definitiva, una reproducción de la vida de la esclavitud.

-¿En qué ha variado la producción literaria cubana después, de la revolución?

-Ha cambiado la responsabilidad del escritor, que ha asistido al nacimiento de la fe en sí mismo como creador. Además, se ha dado cuenta de su contribución al nacimiento y consolidación de un hecho tan importante como la revolución cubana. En cuanto a la temática, ahora, pasado el momento de la lucha armada, es de carácter revolucionario e intenta luchar contra el imperialismo norteamericano y que Cuba sea dueña de sus propios recursos, entre los que destaca la ayuda de los países socialistas y, principalmente, de la Unión Soviética.

Guillén habla también de cuál debe ser actualmente el compromiso de un escritor: «Hoy por hoy -dice- un escritor ha de luchar por el imperio de la justicia, la abolición de las clases y el acercamiento de los grandes problemas para contribuir a su resolución. El compromiso ha de asumirlo con todos los medios que tenga en sus manos.»

La voz de Nicolás Guillén es, sin duda, de las más peculiares de la poesía de América Latina. ¿Qué piensa de otras, como la de Lezama Lima, que resultan antitéticas con respecto a la suya? «Yo era amigo de Lezama Lima -responde- cuando él era funcionario de la Biblioteca Nacional y luego de la Unión de Escritores. Era un poeta importante, pero que no tiene nada que ver con mi concepto de la poesía. El quería ser mágico y hermético, y, a veces, se le ven demasiado la bata de mago y las estrellitas de la gorra. No obstante, sentí mucho su muerte.»

En Cuba han surgido nuevos escritores durante la etapa revollucionaria que siguió al derrocamiento de Batista. Y algunos de los que ya escribían entonces, como Cabrera Infante o Severo Sarduy, marcharon al exilio. ¿Cree Guillén que esto ha redundado en perjuicio de la literatura global de Cuba? «Su ausencia -dice el poeta- no modifica nuestra política. Además, ahora hay una política de unidad, de cercanía, de mano abierta por parte del Gobierno cubano. Por otra parte, hay gradaciones en el exilio. Nosotros, como Gobierno revolucionario, les dejamos una puerta abierta. Mi criterio es que son escritores que han olvidado su papel frente a los grandes acontecimientos que se han producido en nuestro país.»

Uno de los grandes poetas de la generación de Guillén, que ya no vive, es Pablo Neruda, puntal, en cierta forma, del desarrollo posterior de unas ideas y temas que han calado en los pueblos de América Latina. ¿Qué ha supuesto para el continente un poeta como este? «Neruda y yo -dice Guillén- fuimos muy amigos. Yo viví en su casa. Y me parece la expresión de un movimiento importante y un poeta importante. Ahora, llamarle puntal me parece exagerado, porque, si se le quita, el edificio queda en pie. Pero es un poeta muy importante.» ¿Por qué Guillén es tan enemigo de valorar las individualidades? «Son valores -dice- que forman parte de movimientos, aunque tienen carácter y personalidad.» ¿A qué cree que se debe el auge de la literatura de América Latina? «Ese auge -explica el poetaes cierto. Y hay valores de mucha importancia, como García Márquez. Se debe, ¿quién sabe? Pero es significativo que sean los escritores progresistas los que llegan de forma extraordinaria a las masas populares. Además, en los países donde la situación es de carácter difícil -dice elegantemente, Guillén- su obra se difunde más todavía.»

Actualmente, Nicolás Guillén trabaja en un libro de memorias que será «un documento extenso de mi vida, pero no al pie de la letra, sino con todo lo que ha ido acompañándome desde que dije que sí, que quería vivir.» ¿Y cuándo le dio usted el sí a la vida? «Al minuto siguiente de nacer.»

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