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Ofensiva generalizada del Ejército sirio contra las milicias derechistas cristianas

Más de 10.000 personas viven como ratas en los refugios desde el miércoles pasado, en que las tropas sirias entraron en los sectores cristianos de Beirut, la comida escasea, no hay agua potable, y decenas de niños han visto a sus padres destrozados por los obuses.

Con estas dramáticas palabras describían ayer los pocos corresponsales extranjeros que aún quedan en la capital libanesa la situación creada por la última ofensiva siria, tras los acuerdos de Camp David, contra los reductos de las milicias derechistas cristianas.El presidente libanés Elías Sarkis trataba ayer desesperadamente de localizar al jefe del Estado sirio, Hafez el Assad, que inició el lunes una visita oficial de cuatro días a la Alemania Democrática, para pedirle que ordenara a sus tropas un alto el fuego.

Con obuses morteros y tanques las tropas de pacificación sirias rompieron ayer el cerco tendido a unos cincuenta soldados sirios por parte de las milicias. El líder derechista cristiano, Camille Chamun, dijo no obstante que el ejército sirio es en Líbano un ejército de ocupación y que los enfrentamientos no concluirán hasta que una de las dos partes no haya sido destruida o que los sirios se vayan.

Para discutir la propuesta del presidente Carter de una conferencia internacional sobre el Líbano, el secretario para la Seguridad Nacional de la Administración norteamericana, Zbigniew Brzezinski, fue recibido ayer en París por el presidente Giscard d'Estaing, y hoy celebrará entrevistas similares en Londres, para luego ir a Bonn. A pesar de estas gestiones en Beirut existe poco optimismo. A ello se une la reciente oferta de Irak de enviar tropas al Golán sirio, si Damasco lo permite, confirmando así la entrada de Bagdad en el Frente de Rechazo.

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