Femando Claudín: "El eurocomunismo es contradictorio"
Concluyeron las jornadas convocadas por "El Viejo Topo"
El domingo concluyeron en Barcelona, en el recinto del Pueblo Español de Montjuich, los debates organizados por la revista El Viejo Topo bajo el lema Para cambiar la vida. Desde el pasado viernes, temas como el eurocomunismo, la marginación de la mujer, las nacionalidades, la antipsiquiatría y la literatura son sometidos a debate por especialistas en cada una de estas áreas. Paralelamente, son proyectadas diversas películas, todas ellas relacionadas con la realidad política española. Actuaciones de Ovidi Montllor, Los Sirex, Sisa y otros completan el programa.Uno de los debates que mayor expectación suscitó, y cuyo resultado se correspondía a esta expectación, ha sido el Eurocomunismo, Estado y socialismo. Durante más de dos horas Fernando Claudín, Pilar Brabo, Eugenio del Río, el dirigente trotskista francés Alain Krivine, la disidente del PC galo Christine Buci-Glucksmann y Jaime Aznar, dirigente de las CCOO de Cataluña, expusieron sus opiniones sobre el estado actual del movimiento comunista en Europa y, concretamente, sobre la teoría eurocomunista.
Claudín, el ex dirigente del PCE expulsado de este partido en la década de los sesenta, abrió el debate. Su intervención estuvo en la línea de una crítica no excesivamente dura hacia el eurocomunismo. Claudín incidió muy específicamente en criticar y advertir al PCE del peligro que comporta una perdurabilidad excesiva de la política de pactos, la cual podría llevar al partido a dar soporte a la permanencia en el poder del centro de Suárez. Calificó al eurocomunismo de «contradictorio», y afirmó que los partidos comunistas occidentales que sustentaban sus teorías no habían podido, por el contrario, abandonar buena parte del estalinismo adquirido anteriormente.
Con todo, las intervenciones de Claudín no tuvieron en el debate la acritud que en anteriores ocasiones el ex dirigente del PC había mostrado.
Las formulaciones eurocomunistas, ratificadas por la diputada Pilar Brabo, tuvieron su mayor contestación en las palabras del dirigente trotskista y ex candidato a la presidencia de la República francesa Alain Krivine.
Eugenio del Río, por su parte, criticó la postura del PCE y del PSOE, «enzarzados -según dijo- en demostrarse mutuamente que el otro partido pacta con la UCD de Suárez, en lugar de potenciar la configuración de un programa común y avanzar en la precaria democracia que hoy tenemos».
Finalmente, Christine BuciGlucksmann, militante del PCF, pero con una actitud sumamente crítica hacia distintas concepciones de su partido, planteó la necesidad de buscar una salida al dilema entre comunismo tradicional y el «comunismo liberal» que para ella es el eurocomunismo.
Escaso eco y proyección tuvo en el marco de los debates el que giraba sobre la marginación y la opresión de la mujer. Quizá debido a la crisis y división existentes en el seno del movimiento feminista catalán, las ponentes -la diputada del PSUC María Dolors Calvet, la dirigente del VCC Amparo Pineda, la ex dirigente del colectivo feminista de Madrid Cristina Alberdi y la abogada independiente Magda Oranich- se limitaron a exponer sus posiciones. Dolors Calvet y Amparo Pineda criticaron el aprovechamiento que los partidos de izquierda hacen del tema de la mujer, y justificaron su presencia en estos partidos, presencia dirigida a forzar el reconocimiento y la defensa de las reivindicaciones feministas.
La crítica más fuerte hacia los partidos políticos y, especialmente, hacia la izquierda, provino de la abogada Magda Oranich. «El franquismo -dijo- no sólo influyó en el tema de la mujer a la derecha, sino que la izquierda adquirió también hábitos reaccionarios. Mientras las falangistas cosían camisas azules, las mujeres de izquierdas sólo servían, en ocasiones, para llevar comidas a los presos o para coser y lavar las sábanas de "sus" hombres antifascistas.»
Babelia
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