La Constitución, cuanto antes
«Las espaldas siguen en alto, pese a que la Comisión Constitucional del Senado terminaba ayer los debates sobre el proyecto de Constitución. El disenso se centra ya, casi exclusivamente, en el título sobre las autonomías y las disposiciones que lo complementan.En la sesión del miércoles, Unión de Centro Democrático introducía tres enmiendas, que si, vistas aisladamente, no están exentas de razón, en conjunto suponen una restricción innegable en las facultades de las comunidades autónomas; ayer, por el contrario, la disposición adicional introducida por los senadores vascos tiene una difícil lectura fuera de Euskadi. Es negarse a la evidencia no reconocer el afán del pueblo vasco por que le sean reconocidos estos derechos históricos. Es igualmente evidente que para muchos españoles esta disposición viene a consagrar un sistema de privilegio para el País Vasco.
En definitiva, nadie está conforme con la redacción del título y la confrontación se traslada ahora al Pleno del Senado. Es posible, incluso: que tampoco en ese Pleno se alcance la redacción definitiva a austo de todos.
El objetivo de conseguir una Constitución que sea ratificada por una clara mayoría de los españoles en todas y cada una de sus regiones no puede sino alabarse. El consenso, pues, queda plenamente justificado. Sin embargo, las negociaciones se eternizan, los problemas se repiten en cada uno de los pasos de elaboración de la futura Constitución, vienen y van: el consenso a ojos de los españoles deviene en tópico y en juguete. El proceso constitucional está dejando de interesar a crecientes capas de la opinión pública.
En cierto modo, lo ocurrido en los dos últimos días de sesiones en la Comisión Constitucional del Senado es ejemplar. La actuación contra consenso de UCD el miércoles provoca la reacción unánime en contra por parte de los demás grupos, bien perfilada en la sesión del jueves. Las derrotas de unos un día y de los otros al siguiente agrían la situación, aunque, anoche, al final de las sesiones, no faltasen aparentemente los optimismos.
Sería falso negar que, en su paso por la Comisión del Senado, el proyecto de Constitución no ha salido innegablemente mejorado, en su contenido y aun en su redacción. Constitucionalización de la abolición de la pena de muerte, acentuación del carácter de Cámara territorial del Senado, introducción del jurado popular en la administración de la justicia, publicidad de las exenciones fiscales estatales, son algunos de los aspectos más relevantes, pero el «talón de Aquiles» de las autonomías sigue igual de difícil y aún nos parece que se ha retrocedido en esta semana. En el largo tira y afloja sobre las autonomías, la cuerda puede romperse. Urge, pues, llegar al acuerdo definitivo en este tema. Y urge que España tenga ya Constitución.»
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