_
_
_
_
Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

No hablemos de las niñas

No hablemos de las niñas, de las niñas quemadas ayer en una chabola, señor Alcalde, sería demasiado fácil, sería demagógico hablar de niñas quemadas y chabolas eternas.Modesto Cuixart, el gran pintor de Palafruguell, hizo su mejor cuadro, cuando el pop de los sesenta, pegando un bajorrelieve de muñecas abrasadas sobre un fondo negro. El pop ha pasado, como moda, pero las niñas pobres siguen abrasándose por culpa de la televisión -una chispa del cable-, que también mata, y por algo Vázquez Montalbán la llama «el enemigo en casa».

Después de los Botejara, tan ficticios, ahí están estos otros españoles, ahí está esa familia madrileña, quemada, herida, muerta, seguramente inmigrante, señor alcalde. Pero no hablemos de las niñas. Hablemos de la enseñanza en el barrio del Pilar, por ejemplo, donde los vecinos luchan por educar a sus ninos -todavía incombustibles, por suerte-, y la delegada municipal de la cosa no les hace ningún caso. Hablemos de lo que piensan hacer y no hacer en el barrio del Pilar. Hablemos del parque Norte, señor alcalde, parque luminosamente inaugurado este mismo año, a mayor gloria de la municipalidad UCD, y que está ya ruinoso como las termas de Caracalla, pero sin Caracalla. En fin.

Sí, el parque Norte se muere. En abril fue un grito verde del triunfalismo municipal. Ha costado casi setenta millones de pesetas. Está detrás del barrio del Pilar. Bueno, pues en julio y agosto no ha habido un regador regado capaz de echarle un poco deagua a esa zona verde, que hoy está seca. Entre los dos millones de parados nacionales, el señor Álvarez no ha encontrado un parado donde ahorcarse, rogándole previamente que riegue un poco en él parque Norte, para ganarse un jornal.. Seguimos, como con Franco, una política de inauguraciones. Una política Potemkin, de decorados. Luego, que se caigan los decorados,se sequen los parques, y el que venga detrás que arree, aunque la verdad es que los que vienen detrás, o sea la Oposición, no arrean nada.

No hablemos de las niñas quemadas, señor alcalde. Sería demasiado fácil para un columnista. Sería demagógico. Es lo malo que tiene la verdad: que siempre es demagógica. No hablemos siquiera del barrio de Chamartín. Hablemos de este otro del Pilar, donde no se han construido los colegios previstos, donde no se han acabado las líneas de Metro, donde no hay centros sanitarios ni de ancianos, ni nada de lo que requiere un barrio de casi 150.000 habitantes. Pero también por ese barrio hay chabolas, señor alcalde, y no le digo dónde, que usted lo sabe, y un día el telefilme puede soltar una chispa, como ha pasado ayer, y quemar la chabola y abrasar a dos niñas, o a más, que ya ha pasado otras veces, Lo que se va viendo por todo esto, querido Álvarez -quién nos lo iba a decir- es que el oficio de alcalde no es una cosa entre paternalista y castiza, no consiste en hacer de párroco laico del personal, sino que es un juego a vida o muerte donde a veces sale echando llamas un niño o una niña. Cada día es más difícil ejercer la bondad, señor Álvarez, cuando lo que el mundo pide es justicia.

Usted venía de bueno, don José Luis, y de momento ya tiene dos niñas abrasadas en su haber municipal. Una de las niñas, para mayor ironía, vestía una camiseta USA. Una vez fui a una chabola de Vallecas, donde también habían ardido niños, y estaba hecha con cartonajes USA. Al fin, señor alcalde, hemos acabado hablando de las niñas. Usted perdone. No se debe mentar la soga en casa del alcalde. Ni la soga ni el fuego. Hablemos entonces de pintura, señor alcalde. Cuando vaya usted por Barcelona, yo le diré en qué galería está el gran cuadro de Cuixart, todo de muñecas negras, carbonizadas, descuartizadas. Una hermosa muestra del agresivo arte pop. Pero usted tranquilo, señor alcalde, que, como moda, ya hace mucho que se ha pasado el pop. Aunque la vida, genial y siniestra como Cuixart -la Naturaleza, ya sabe, imita al arte-, de cuando en cuando prorrumpa en un pop-art. Por ejemplo, ayer en Chamartín, ya ve.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_