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Grecia intensifica sus contactos políticos y comerciales con la Unión Soviética

Por primera vez en cincuenta años de relaciones diplomáticas continuadas un ministro de Asuntos Exteriores griego llegó ayer a Moscú en visita oficial.Georges Rallis, el ministro griego, tratará sobre todo, con las autoridades soviéticas, de temas relacionados con la región: la situación política en Chipre y el Mediterráneo occidental y la creciente atención mostrada últimamente a los Balcanes, sobre todo después de la visita del presidente chino, Hua Kuo-feng, a Rumania y Yugoslavia.

En relación con el tema de los Balcanes, los soviéticos no han ocultado sus recelos sobre los objetivos de la visita del presidente chino y la posibilidad de la formalización de un eje rumano-yugoslavo antisoviético en oposición a Bulgaria, fiel aliado de Moscú. En este escenario, Grecia jugaría un papel capital para inclinar la balanza de un lado u otro.

Por otra parte, los soviéticos quisieran asegurarse de que su tráfico naval por el mar Egeo, poblado de islas griegas, no se va a ver afectado por una eventual extensión de las aguas territoriales griegas de seis a doce millas. En contraposición, en Atenas se tiene la impresión de que la tradicional política soviética de equilibrio entre Grecia y Turquía ha experimentado, en ocasiones, un giro en favor de esta última, cuyas diferencias militares con Estados Unidos han sido seguidas con particular interés por Moscú.

En relación con el problema de Chipre, las posiciones de los dos países no se presentan demasiado separadas. La Unión Soviética sostiene que todas las tropas extranjeras (turcas y de la OTAN) deben abandonar la isla, que debería ser neutralizada. La posición griega es la de solucionar el problema a través de conversaciones entre la comunidad greco y turco-chipriota y la búsqueda de una solución internacional en el marco de la ONU.

Por último, los soviéticos están interesados en el estado en que se encuentran las negociaciones entre Grecia y la OTAN para una plena reintegración de aquélla en el esquema militar occidental.

En el plano económico, los intercambios entre los dos países es cada vez más intenso, siguiendo una política que apoyan todos los partidos griegos, con excepción de algunos pequeños grupos de la extrema derecha.

Los soviéticos tienen proyectado instalar próximamente en Grecia una fábrica de aluminio y suministrar energía eléctrica y gas natural a cambio de comprar productos agrícolas griegos, que cada vez encuentran más difícil salida en los mercados europeos.

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