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Tribuna:TRIBUNA LIBREReivindicación de la causa saharaui / y 5
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Autodeterminación, ¿sí, pero no?

El juego de Goytisolo se reduce a admitir -cosa izquierdista, incluso progresista- la autodeterminación («teóricamente inobjetable»), pero hacerla inviable a través de una serie de mixtificaciones y dificultades que rebusca con minuciosidad -esto es, reaccionario-. Para cualquiera es delicado exponer la teoría y la interpretación del principio de autodeterminación, máxime cuando se quiere eludir lo político; pero no por ello merece la pena analizarlo.En su artículo, ya comentado, de 1974 (y que, por cierto, se llamaba Por una auténtica independencia) proponía un «referéndum libre, garantizado por la comunidad internacional». Ahora apostilla que dicho referéndum «no implica de modo automático la independencia», sino que puede llevar a la unión con otro país (¿por qué no decir él nombre?) o al statu quo actual (que no necesita, evidentemente, referéndum ... ).

Túaregs, chaambas y tubúes

Parece que ha llovido mucho desde entonces, en la actitud goytisoliana, aunque se trate del Sahara y de años de sequía (sequía que ayuda a su argumentación mediante la transformación de chaambas y tuaregs en erguibats ... ). En ese artículo se pedía que el referéndum se celebrase «sobre todo sin un ejército de ocupación español», permitiendo a «todos los nativos decir si desean o no la unión con Marruecos». ¡Cómo ha cambiado el señor Goytisolo! Antes se refería a «todos los saharianos occidentales» como objeto del referéndum, pero ahora dice que no, que tendría que aplicarse a «la totalidad del pueblo saharaui » y no a unos «cuantos millares de erguibats». La sana intención -que se agradece- de aplicar el inobjetable principio de la autodeterminación se malea con esa nueva dificultad de meter en el mismo saco saharaui (peligrosísimo juego de términos y conceptos, ¡cuidado!) a «tuaregs, tubúes y cliaambas, que son los dueños legítimos del vasto espacio sahariano». Esto no es sólo muestra de mala voluntad, sino de falta de rigor y de consecuencia. ¡Tubúes, chaambas y tuaregs, además de er guibats! ¿No es esto, precisamente, lo que hubiera deseado el imperia lismo y el colonialismo francés de 1961? i Más seriedad, por favor!

Goytisolo mezcla a discreción los términos saharaui -concepto político- y sahariano -concepto geográfico- sin darle su valor en cada momento. En 1,974 decía saharianos y se refería, expresamente, a los nativos del Sahara Occidental, señalando que «un Estado sahariano al sur del Aurés habría sido un Estado fantoche al servicio de los interesesfranceses, como un Estado sahariano occidental sería un Estado fantoche al servicio de los capitalistas españoles». Ahora, reivindicando unos derechos que nadie le ha encargado defienda (que me corrija si me equivoco) llega a pedir la autodeterminación para las tribus saharianas (no saharauis, como él dice malévolamente), porque niega la diferenciación geográfico-cultural del tal pueblo saharaui.

El elemento étnico no es político

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La voluntad política importa poco, por lo visto, porque además, es Argelia la que impone y manipula (la Argelia que, por cierto, apenas la menciona en su artículo de 1974 y que ahora es objeto de una auténtica manía persecutoria, digna de mejor causa, por ser la culpable de todo y desde siempre).

¿Podría celebrarse ahora ese referéndum, bajo ocupación militar marroquí? Evidentemente, no pero a Goytisolo lo que, le preocupa es la diferenciación geográfico-cultural, que surge como obstáculo insuperable, además de la suerte de tubúes y tuaregs. ¿Estaba informado en 1974 de la existencia de estas tribus? Parece que han surgido en pleno desierto, desde que el «Gran Marruecos» cubre sus frustraciones con añadidos territoriales arrancados a oligarquías en lecho de muerte.

El elemento raza no es político, y es peligroso manejarlo. La lucha por la independencia saharaui elimina las diferencias tribales, de forma auténticamente revolucionaria y ofrece la emancipación política (que no puede dar la dictadura marroquí) a erguibats y no erguibats. ¿Quién habla de erguibats en el Sahara Occidental?

Me interesa el descubrimiento de que la mayoría de los acampados en la zona de Tinduf no son procedentes del Sahara Occidental, sino del sur argelino; podemos ir acompañados de etnólogos de su confianza a deshacer este malentendido, que me preocupa. Realmente, me interesa discutir otros dos temas con Goytisolo: la represión en Marruecos y las influencias nazis en la vida y sueños de El Fassi.

Izquierdismo vago, purista y aburguesado

No voy a decir que me da la impresión de que Goyúsolo no está ni política ni éticamente en condiciones de defender la postura marroquí, como él pretende: cada uno defiende lo que le gusta o le interesa. Además, él expone de forina interesante una postura que ahora triunfa, tratando de consolidar la invasión (o recuperación, va por gustos), y es importante tener muchas aportaciones cualificadas eip un sentido y en otro. Pero sí creo haber detectado ciertos lazos -amistosos o vivenciales- entre el escritor y los componentes «históricos» del nacionalismo expansionista (o irredento, no quiero herir) del Istiqlal, lo que se trasluce en los silencios y contradicciones de sus escritos.

Más me interesa concretar que no es posible demostrar ningún derecho «histórico» que pueda impedir la autodeterminación y que ésta necesita para su celebración la salida de los ejércitos marroquí y mauritano. Una mesa de negociacionesy una intervención, mientras, de tropas de la ONU o de la OUA, son requisitos indispensables para que se recupere la paz en la región. Las consecuencias de que esto no se cumpla van a las espaldas de Marruecos y de sus padrinos.

Para mí que Goytisolo ha escogido una bandera delicada desde una postura vulnerable. El grado de compromiso que haya adquiri do con los nacionalistas marroquíes sólo él puede valorarlo. Pero a mí me interesa exponer la falsedad de su argumentación (unos derechos históricos que no sostienen más que los interesados, una pugna hegemónica entre Argel y Rabat), la inutilidad de sus ataques a la opo sición española (que pronto va a sintonizar con él) y el tratamiento marginalista que le da a la cuestión saharaui.

Siento que a mí no me suscite la visión de Xemaa El Fna lo mismo que a él; su impresión me parece paternalista, folklórica, colonialista. No es precisamente literatura revolucionaria lo que le inspira este mundo cruel, estridente e infame que encierra la plaza en cuestión; mis diferentes puntos de vista se deberán a que no entiendo de literatura. La actitud de Goytisolo, vista desde la perspectiva de un «turista revolucionario», me parece de izquierdismo vago, purista y aburguesado, llena de contradicciones. No creo en su conocimiento del Magreb ni en la solidez de su postura pro marroquí. Pero estimo su decidida toma de posición. La discusión es necesaria porque la verdades siempre revolucionaria.

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