Estrictas medidas de seguridad en los aeropuertos británicos

Estrictas medidas de seguridad de duración indefinida han comenzado a aplicarse en todos los aeropuertos británicos después de que el Gobierno haya recibido informes de sus servicios policiales que sugieren la posibilidad de nuevos atentados en la línea del que costó la vida, la semana pasada, a una azafata de la compañía aérea judía El Al y a uno de los agresores.

La consecuencia inmediata de esta «alerta roja» ha sido la multiplicación de los efectos de la huelga de celo de los controladores aéreos franceses. Los vuelos a España resultan particularmente afectados y hoy se esperan retrasos de hasta diez horas en las salidas charter desde Gatwick a las islas Baleares y Canarias y a los centros turísticos del Sur. Situaciones similares se producen en Manchester, Belfast o Edimburgo.

En vuelos regulares desde Heathrow, las previsiones son de tres a cuatro horas. El hecho de que el lunes sea festivo en Gran Bretaña convierte este fin de semana en uno de los de más tránsito aéreo a lo largo del año y complica suplementariamente la situación.

El jefe de seguridad de El Al ha viajado a Londres desde Tel-Aviv para entrevistarse con el subsecretario británico responsable de los aeropuertos. Aunque Londres se ha mantenido firme en su rechazo de la petición israelí para que sus tripulaciones pudieran ir armadas en territorio británico, han sido garantizadas a la compañía judía nuevas medidas de protección que no han sido reveladas. Las visibles son unas vallas de casi dos metros de altura, que se sustituirán más adelante por cristales blindados, que han comenzado a alzarse en todas las zonas desde las que se dominan las instalaciones de El Al en la terminal tres de Heathrow.

"Turistas, absteneos"

Pero el plan de seguridad puesto en marcha es mucho más amplio. Desde ayer se ha redoblado la vigilancia en el aeropuerto principal de Londres y han sido cerradas sus terrazas y la mayor parte de los aparcamientos al aire libre con vistas a las zonas de operaciones. El público y los usuarios de automóviles han sido advertidos para que se abstengan de acudir a Heathrow con fines turísticos. Sino tienen otro remedio, las instrucciones para los conductores son de abandonar el aeropuerto inmediatamente después de haber dejado a los pasajeros.

Esta catarata de prohibiciones ha cambiado la fisonomía de Heathrow y amenaza con superpoblar las terminales a cuenta de los miles de personas que habitualmente se distribuyen por áreas ahora vetadas. Medidas similares han entrado en vigor en el resto de los aeropuertos importantes del país, en un grado proporcional a su «peligrosidad potencial».

Las criticas al funcionamiento policial británico, a las que las autoridades de este país se han mostrado especialmente sensibles, han tenido el efecto de llover sobre mojado.

La brigada antiterrorista investigaba ayer un nuevo tiroteo junto a la casa londinense de un diplomático iraquí. Un árabe presuntamente implicado en el sangriento atentado contra la tripulación de El AI se permitió amenazar al magistrado ante el que compareció hace unos días.