SWAPO, de Namibia: todo el poder, sin reservas
«Romper las divisiones tribales para edificar una única nacionalidad: Namibia ... » La anterior divisa proclamada en el momento de su creación, en 1960, por la Organización del Pueblo del Suroeste Africano (SWAPO), ha sido capaz de propulsarlo, en corto espacio de tiempo, al rango de representante auténtico de la población namibia, reconocido como tal en 1973 por la Organización de las Naciones Unidas. Gracias a la atribución de fondos por una comisión especial de la ONU, el SWAPO ha podido dotarse anualmente de un grupo de técnicos y universitarios, mientras en el plano militar recibía el apoyo de la Unión Soviética y otros países del bloque socialista. No obstante su vocación nacionalista, el SWAPO ha cimentado su popularidad entre la etnia Ovambo, a la que pertenece su presidente Sam Nujoma, antes de contar con un sustancial número de partidarios entre los otros diez grupos tribales de Namibia. Los hereros, que junto a los ovambos, constituyen las dos etnias más poderosas del país, se han mostrado reticentes a integrarse en el SWAPO, prefiriendo incorporarse a un movimiento rival, la Organización Democrática para la Unidad Nacional (NUDO), fundada por Ciemens Kapuuo.
En 1966, un grupo de militantes partidarios de la acción violenta constituyen el primer núcleo guerrillero y lanza una serie de ataques contra las guarniciones surafricanas instaladas en el sector de Caprivi, banda de terreno de unos quinientos kilómetros de largo y cincuenta de ancho, que se había atribuido el imperio alemán en 1886 con el propósito de disponer de un acceso al río Zambeze. Hasta la liquidación de la guerra civil en Angola, la «franja de Caprivi» Se convertirá en el principal santuario de los guerrilleros del SWAPO, en tanto que su dirección política se instala, simultáneamente, en Lusaka y, Luanda.
Durante diez años, la guerrilla va a conocer múltiples altibajos mientras la dirección política se enzarza en una lucha fraticida. La Organización para la Unidad Africana, que en 1973 había imitado a la ONU y reconocido al SWAPO como único representante de la población namibia, recibe en marzo de 1976 un manifiesto de un grupo de disidentes quienes acusan a sus jefes de «Impericia y tribalismo». Como consecuencia de esa acción, cincuenta de los disidentes serán encarcelados en Lusaka por las autoridades de Zambia y otra cantidad, no determinada. en Tanzania.
Tras la «purga» operada por Zambia, el SWAPO va a resurgir con una fachada más radical en la que por primera vez se hace referencia al marxismo-leninismo. En el mes de julio de 1976, el movimiento se dota de una nueva constitución y se define, en adelante, como un «partido de vanguardia socialista». Nujoma efectúa sendas visitas a Moscú y, La Habana y proclama en ambas capitales que solicitará una «ayuda militar masiva» de éstas, para combatir al Ejército surafricano.
Las fuerzas militares con que contaría el SWAPO, actualmente no han sido jamás reveladas, pero la opinión más generalizada, en la capital de Zambia, las cifra en unos 20.000 hombres. A la «penuria de armas» criticada por los disidentes en 1976. ha sucedido la obtención de medios logísticos en cantidades y formas que los guerrilleros, con su proverbial laconismo, califican de «más que suficientes».
El primer paso positivo
El vicepresidente del SWAPO, Mishake Muyongo, entrevistado por EL PAÍS en Lusaka, estima que los acuerdos, a que llegaron en Luanda, el mes pasado, los nacionalistas y los representantes de las cinco potencias occidentales del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas son el «primer paso positivo» capaz ole facilitar la solución pacífica del conflicto namibio. La decisión adoptada meses atrás por el Gobierno de Pretoria, en el sentido de proceder a establecer listas de electores. sin el control de las Naciones Unidas. ha sido rechazada tajantemente por el SWAPO, y los cinco occidentales. quienes consideran que tales listas deben ser completadas bajo los auspicios de la ONU.
«Probablemente -afirma Muyongo- el régimen surafricano intenta impedir que el SWAPO, presente sus candidatos sobre una base nacional ante el temor de que los resultados confirmen el prestisgio de nuestra organización pero el proceso va no puede ser detenido.»
Con relación a la fase preliminar del plan preconizado por el SWAPO, para garantizar una independencia pacífica. el vicepresidente de la organización nacionalista señala que ésta debe comprender la retirada de tropas surafricanas del Norte, Este y Noroeste de Namibia. El ejército de Africa del Sur sería autorizado a mantener una guarnición de 1.500 a 2.000 hombres en la base de Walvis-Bay lo cual tendría que coincidir con la llegada de cinco a 7.000 «cascos azules» de la ONU y mil técnicos civiles de la organización internacional. encargados de controlar las elecciones.
El SWAPO ha aceptado, por otra parte, confinar a sus efectivos militares en los campamentos hasta la salida de las fuerzas de la ONU, a condición de que los guerrilleros puedan participar, como el resto de los votantes, en las elecciones. «Nuestras tropas asegurarán posteriormente la integridad del territorio. incluido el puerto de Walvis-Bay». subraya Muyongo.
El futuro del enclave de Walvis-Bay constituye el centro de la polémica existente entre Pretoria y las cinco potencias occidentales y puede paralizar por largo tiempo el proceso normal de la transferencia del poder a la mayoría africana. El vicepresidente de SWAPO afirma categóricamente que los nacionalistas no pueden renunciar a una sola porción del territorio namibio máxime cuando se trata del único puerto en agua profunda de la costa namibia, donde se han descubierto importantes yacimientos de hidrocarburos que pueden ser explotados off-shore.
El manto de silencio lanzado sobre el caso de Walvis-Bay durante los conciliábulos celebrados en la capital de Angola, no significaría, según Muyongo, que el SWAPO admitiría «dejar para después de la independencia» el estudio de ese problema. aunque tampoco está claro si los nacionalistas aceptarían sobre Walvis-Bay una fórmula de compromiso con Pretoria.
Muyongo es afirmativo: «No podemos aceptar que, en el momento de asumir la independencia, Walvis-Bay haya dejado de ser una parte de Namibia. Es cierto que los cinco occidentales trataron en Luanda de obviar la cuestión, pero nosotros ya señalamos que sobre Walvis-Bay pedimos una resolución adecuada, firmada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.»
Exigir una resolución
Al plantearle que una resolución de la ONU no parece ser materia contundente como para obtener que Africa del Sur renuncie al enclave, que afirma ser territorio suyo en base a un antiguo tratado firmado en 1916 con la corona británica, el vicepresidente del SWAPO insiste en que la resolución del Consejo de Seguridad es un argumento de peso para ejercer una acción ulterior tendente a la recuperación de Walvis-Bay. El dirigente del SWAPO responsabiliza, por otra parte, a los servicios de seguridad surafricanos del asesinato de Clemens Kapuuo ocurrido en Windhoek el 27 de marzo pasado. «Kapuuo -nos dice Muyongo- había dejado de ser útil a Pretoria a partir del instante en que ésta sabía que el presidente del NUDO no podría parar la guerra de liberación, como había prometido durante la conferencia de Turnhalle ... »
En cuanto a Andreas Shipanga, disidente del SWAPO y fundador de una organización calificada de «SWAPO Democrático», Muyongo asegura que éste trataría ahora de formar un frente único con los participantes a la Conferencia de Windhock, prácticamente disuelta para limitar el triunfo de las candidaturas que presentará el movimiento de Sam Nujoma.
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