El furbo
Yo siempre le he llamado el furbo al fútbol, porque es, sin duda, como lo pronuncia la gente aquí, en Madrid, y porque sostengo la teoría, ya explayada alguna vez, de que el furbo no es la misma cosa que el fútbol. El fútbol era una cosa Importada de Inglaterra, en la época de entreguerras, que se jugaba caballerosamente entre dandies en calzoncillos. El furbo fue una creacíón franquista.El furbo no es caballerosidad, ni saber perder, ni fair-play, ni nada. El furbo es fanatismo puro y pancarta. En esta pausa laboral de julio (de pausa nada, que aquí estamos los currantes), en esta pausa que el Conde de Motrico, siempre lírico, ya que no político, llama isla del estío, casi juanramonianamente, hay que hacer repaso y recuento -pasar balance, como dice Gironella, con curioso catalanismo o gironellismo- a toda la vida nacional, y así es como he venido yo a estudiar las características del furbo madrideño.
Resulta que las plantillas de jugadores ya están listas para la próxima temporada, y vamos a hacerles un ligero examen físico-sociológico. Si los nuevos poetas exquisitos y decadentes, cultos y anglosajonizantes, esteticistas y noctívagos, van a las veladas de lucha del Campo del Gas, por qué no voy a ir yo a los partidos del Rayo, que he ido siempre y es mi equipo, incluso antes de merendar bocadillos de calamares con el mítico Felines.
Parece que, efectivamente, el Rayo es el equipo más alto, más joven y más ligero para la próxima temporada. Los chicos del Rayo pertenecen ya a una generación que ha hecho gimnasia, que ha debutado pronto en la profesionalidad, sin perder su juventud metiendo goles por los solares de Entrecanales y Tavora, como la perdí yo, a los gatos furiosos y perdidos de solar: Entrecanales debiera hacer una fundación para gatos, como March la ha hecho para escritores, que vienen a ser la misma cosa.
March tira un café lleno de escritores para levantar un banco, pero no se desentiende de los escritores, sino que crea para ellos la Fundación March, donde se les cuida mediante talentos tan jóvenes y maduros como el de Andrés Amorós. Pues lo mismo tendría que hacer Entrecanales y Tavora con los gatos de solar, de sus solares, que son otra especie literaria a extinguir.
El Atlético se presenta simplemente, en cambio, como el equipo más veterano, o sea el que tiene más jugadores de toda la vida, porque el Atlético ha sido un equipo socialista, tirando a socialdemócrata (hablo de los núcleos humanos que concita en torno, y nada más), y ya se ve que Felipe está por traer todas las semanas los restos de Largo Caballero para tener otro revival republicano, lo cual a mí me gusta mucho, como les digo a ustedes una cosa les digo otra.
Y el Real Madrid, el equipo de las oligarquías alfonsinas o franquistas, el equipo de las élites monárquicas o imperiales, es el que se presenta como más pesado, con jugadores más culones y metidos en años. Así está la Liga próxima. Esto también es natural, como ven ustedes, pues el espectro deportivo encaja perfectamente con el espectro social, y el furbo es hoy espejo de la sociedad, como en otros tiempos lo fue el teatro.
Efectivamente, el socio-tipo del Madrid, el piso-piloto de los socios del Real Madrid, pertenece a esa burguesía de tribuna oligárquica y puro franquista que es la que más ha tardado en reaccionar frente a la reforma política, social y económica. Todavía están reaccionando. No quiero faltar a nadie. Tengo una preocupación de borracho por no faltar a nadie, pero me parece que es así.
Las gentes que han vivido como propia la épica del Real Madrid, siempre a la sombra de la tribuna, y casi siempre a la sombra de la sombra del anterior jefe del Estado, la épica de las Copas de Europa y los salmones de don Santi, que eran casi tan hemingwaianos como los de Franco, son las gentes culonas que más resistencia moral y física han opuesto al nuevo Estado.
Van estando fondones. Un día lo hablaba yo con Felines:
-Don Santi fue una especie de Franco que creó la dictadura del Real Madrid y no hizo sino explotar al Rayo, sin dejarle levantar cabeza. Bardavío ha contado bien cómo don Juan Carlos optó por un presidente joven, para España, precisamente en el fútbol, frente a la gerontocracia de don Santi. La política de España ya no la leería Pérez de Ayala, hoy, en los toros. La leería en el furbo.
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