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Reportaje:Peligros para la salud en verano

Los procesos infecciosos, causantes de diarreas agudas

Las diarreas constituyen una de las causas de deshidratación del organismo humano que pueden .conducir a la muerte. Provocadas por la malnutrición, como es el caso de los países del Tercer Mundo, o consecuencia de procesos infecciosos, plantean un serio problema a la salud humana típico de esta época. Alfonso García Pérez informa sobre las diarreas causantes de la deshidratación, problema sanitario que afecta especialmente a los niños.

En algunos países del Tercer Mundo los ataques de diarrea llegan a repetirse hasta una vez al mes durante el segundo año de vida del niño. De hecho, la diarrea aguda es, en estos países, la causa más frecuente de mortalidad, especialmente en los niños de baja edad. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud, resultado de una investigación de N. F. Pierce, de la Universidad Johns Hopkins, de Baltimore (Estados Unidos), y N. Hirschhorn, de Cambridge (Estados Unidos), en los países en desarrollo el 40% o más de la mortalidad de niños menores de cinco años causada por la deshidratación o la malnutrición crónica, guarda relación con la diarrea aguda.La razón de esto era mencionada en el capítulo anterior de esta serie: la malnutrición o Ingestión insuficiente de líquidos puede provocar pérdidas de iones necesarios para la fijación de los líquidos. La malnutrición comienza frecuentemente con una diarrea aguda y va empeorando con las posteriores crisis diarreicas.

La situación en los países en vías de desarrollo como España no es tan grave y el problema de las diarreas, menos ligado a la malnutrición, puede ser más un problema veraniego que una cuestión grave de salud. No obstante, el problema existe.

La diarrea acuosa aguada es producida por diversos agentes infecciosos, como las bacterias salmonelas, shigelas, escherichiacoli enterotoxigénica, vibrio cholerae, vibriones no coléricos y vibrio parahaemolyticus, y por también ciertos tipos de virus. En condiciones normales el intestino delgado segrega, en vez de absorber, líquidos y electrolitos. En las enfermedades diarreicas graves el volumen segregado es grande y no puede ser absorbido completamente por el colon, de forma que la diarrea líquida continúa incluso aunque el enfermo no ingiera alimento o líquido alguno. En los casos leves no sucede esto, sino que la diarrea sólo se produce cuando se toman alimentos y líquidos, ya que el volumen de líquidos segregado por el Intestino, en estos casos, es pequeño. La diarrea aguda dura normalmente de uno a siete días y termina cuando las defensas del huésped vencen la infección. Cuando la diarrea es crónica o recurrente puede haber anormalidades intestinales, como malnutrición, deficiencias de disacaridasa o parásitos.

Respecto a la deshidratación ocasionada cuando la pérdida de líquido es menor del 5% del peso del sujeto, el único signo de deshidratación es la sed, aparte de la diarrea. Si excede del 5% del peso del cuerpo se desarrollan rápidamente los signos y síntomas de la deshidratación: taquicardia, disminución de la turgencia de la piel, hipotensión postural, irritabilidad, oliguria o anuria, sed intensa, hipotensión y estupor o coma. El shock final se produce cuando la pérdida de líquidos equivale a un 10% del peso del cuerpo; una pérdida superior ocasiona la muerte. Puede suceder, pues, que antes de que aparezcan los signos típicos de la deshidratación se haya perdido ya casi la mitad de la proporción mortal.

Tratamiento oral

Los objetivos que se propone un tratamiento de la diarrea crónica son, según Pierce Hirschhorn, «la pronta compensación de las pérdidas hídricas y electrolíticas para prevenir o tratar la deshidratación y el mantenimiento de una dieta adecuada para evitar la malnutrición. La terapéutica de reemplazamiento debe iniciarse rápidamente tras el brote de diarrea. Si en estas condiciones se administra por vía oral una solución de glucosa y electrolitos, la sed puede servir para regular la cantidad necesam, y una función renal normal facilitará la secreción del exceso de agua o sal». Es importante la composición química de la solución a ingerir, porque la mera ingestión de líquidos no resolvería el problema, ya que los líquidos aportados podrían ser nuevamente eliminados si no se aportan al organismo los elementos necesarios para fijar esos líquidos.

Se considera muy adecuado un tratamiento por vía oral. El tratamiento sencillo, según los investigadores citados, consta de 3,5 gramos de cloruro sódico (sal de mesa), 2,5 gramos de bicarbonato sódico, 1,5 gramos de cloruro potásico disuelto todo ello en un litro de agua potable.

Este tratamiento sencillo, dirigido, no obstante, por especialistas, ofrece grandes ventajas sobre otras modalidades más complejas y costosas (tratamiento parenteral, internamientos hospitalarios, antibióticos, etcétera), pero también tiene sus limitaciones. Gracias a tratamientos de este tipo se ha disminuido considerablemente en todo el mundo la mortalidad de niños y adultos a causa de diarreas.

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