La deshidratación, un riesgo del calor
El aumento en los niveles térmicos, el exceso de calor, plantea peligros a la salud humana, más próximos, lógicamente, en verano que en otras épocas del año. Uno de ellos es la deshidratación, que es el resultado de la pérdida de líquidos orgánicos. Se trata de una situación que puede ser muy grave o mortal.Las causas de la deshidratación del organismo son de lo más variado: diarreas, vómitos, sudores excesivos, no ingestión de líquido o alimentos, etcétera. Con los líquidos perdidos se pierden iones (sodio, potasio) cuya pérdida agrava aún más el problema, ya que estos iones contribuyen a la retención de líquidos. Con su ausencia se originan pérdidas aún mayores.
La deshidratación ofrece un cuadro clínico caracterizado por la sed. La piel se pone seca, sin sudor, hipotónica y fácilmente plegable. Los niños son los más afectados por esta grave situación orgánica que es la deshidratación, más propia de esta época del año que de otras, y de países subdesarrollados, donde la alimentación es insuficiente, que de los industrializados.
Los niños, más afectados
La razón de que sean los niños los más afectados la da el hecho de que mientras un adulto pierde e ingiere cada día una cantidad de agua que representa sólo un dos o 3% de nuestra reserva total, este flujo pérdida-ganancia es mucho mayor en el niño. Supone en los más pequeños hasta un 40%.
El agua constituye un elemento básico en la existencia de todos los seres vivos. Si, según las hipótesis evolucionistas, el mundo animal comenzó a desarrollarse en el mar, resulta algo más que simbólico afirmar que cada ser vivo lleva dentro de sí un mar interior, un mundo líquido sobre el que se desarrollan los procesos vivientes. Esto ha podido ser así porque la complejísima red de procesos que constituyen eso que llamamos vida supone un no menos complejo conjunto de reacciones químicas que encuentra en el medio acuoso, por las características químicas y físicas de este compuesto, un medio excepcional para el desarrollo de reacciones químicas.
La deshidratación, por tanto, en lo que tiene de pérdida de ese medio líquido existente tanto en el interior de las células como en la tupida red que éstas forman en los tejidos -líquidos extracelulares- es el principio de desintegración de la vida, es decir, la muerte.
Defenderse del calor
Nuestros sistemas de alarma y defensa nos advierten de estos hechos y, así, al llegar estas épocas, se multiplican las acciones tendentes a protegernos del exceso de calor. Este verano, que está siendo especialmente caluroso en numerosos países, entre ellos España, está poniendo a prueba la inventiva de los ciudadanos en su lucha contra el calor. Una reciente información de la agencia Efe describía hace algunos días algunos de estos intentos de lucha que están practicando los norteamericanos en estos días, citando su país sufre una tremenda ola de calor que ya ha ocasionado veintitrés muertos en el norte de Texas y alertas oficiales por extrema contaminación en ciudades como Los Angeles y Washington.
En la zona de Dallas y Forth Worth la temperatura máxima ha superado los cuarenta grados centígrados durante el día en cada uno de los últimos diecinueve días, en ningún momento, durante ese tiempo, ha bajado de los treinta. Algunos ciudadanos que no disfrutan aire acondicionado en su vivienda -otros no salen de casa sino para ir a oficinas también con aire acondicionado en coches con las mismas características- están recurriendo a sistemas como llenar las piscinas portátiles de sus hijos o las bañeras de hielo y meterse dentro.
Según la citada información de Efe, «los hospitales están llenos de gente que llega con temperaturas que no pueden medir, por altas, los termómetros normales. Y, lo que es peor, las autoridades de Texas confirman que en los últimos quince días se han multiplicado por cien los llamados crímenes de pasión, especialmente las violaciones y asesinatos, y los malos tratos a la infancia. Tanto en Dallas como en Forth Worth los índices de criminalidad han ascendido, especialmente en torno al ambiente familiar, donde pequeños y mayores se encuentran enclaustrados, sin poder salir a la calle por el calor, precisamente cuando los niños disfrutan de vacaciones escolares».
Los médicos recomiendan, según la citada información, sal y agua, ya «que, como todo el mundo sabe el agua sirve para evitar la deshidratación del cuerpo por calor y la sal sirve para reponer los minerales que también se pierden cuando se suda y, aunque parezca paradójico, es mejor tomarse un paquete de patatas fritas o de cacahuetes salados, para soportar las altas temperaturas. que chupar un helado». ¿Por qué esa receta ante el riesgo de deshidratación? Precisamente por la aportación de iones que supone la ingestión de sal, cuya consecuencia es un aumento en la fijación de los líquidos.
Rehidratación
El calor supone muchos más ríesoos y peligros para el organismo humano que el de la deshidratación. Es muy de tener en cuenta la incidencia general de una situación ambiental altamente térmica sobre el ser humano, tanto desde una perspectiva orgánica como psicológica, es decir, psicosomática. El descenso en la tensión arterial, el debilitamiento general la sensación de aplatanamiento y pérdida de fuerzas, la desgana para acometer cualquier tipo de iniciativas en el ámbito laboral o creativo, o en el terreno de la acción, o acciones impulsivas como intentos de reacción ante ese estado.... son algunos de los efectos del calor sobre las personas.
Pero a un nivel de gravedad, es la citada deshidratación el riesgo quizá más serio. Una deshidratación muy relacionada con otro tema, el de las diarreas, o el propio cólera. Frente a la deshidratación el tratamiento más eficaz es la rehidratación inmediata, aportando la cantidad exacta de iones que haga falta para evitar la rehidratación insuficiente o excesiva. Pero esta aportación exacta de iones es un problema muy complejo que requiere algo más que agua y sal. Requiere un conocirniento del tipo y grado exacto de deshidratación que se ha producido, lo que está en estrecha relación con la causa de la misma. Si la pérdida de líquidos es un efecto de diarreas estivales, el tema es más complicado y merece una consideración más detenida.
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