Los mineros británicos amenazan la estabilidad del Gobierno laborista
El sindicato de mineros decidió ayer, en su conferencia anual, presentar al Gobierno una demanda de aumento salarial de más del 40%, lo que puede provocar el rompimiento del pacto salarial en el país y una nueva crisis política que obligue al primer ministro, James Callaghan, a convocar elecciones generales anticipadas.En la reunión del sindicato, que se efectuó en la ciudad costera de Torquay, se acordó que las exigencias salariales del sector se sitúen a partir del próximo mes de marzo en las 110 libras semanales (unas 16.000 pesetas). Los mineros también desean añadir a ese sueldo básico bonificaciones por incentivos de producción de hasta cuarenta libras por semana (5.800 pesetas) y otros beneficios extra. Así, el porcentaje de aumento real sería casi de un 60%, sobre todo para los picadores y otros mineros especializados.
Fue precisamente el sindicato de mineros, uno de los más poderosos del país, el que obligó en 1974, con una huelga general, a realizar unas elecciones generales que pusieron fin al Gobierno conservador. Sus actuales demandas amenazan la política de estabilización puesta en marcha por los Gobiernos laboristas en 1975 para combatir la inflación y el desempleo.
El premier Callaghan y el ministro de Asuntos Exteriores, David Owen, llevaron a cabo sin éxito diversas gestiones ante el sindicato para moderar sus exigencias salariales. De concretarse estos aumentos en las próximas negociaciones de otoño, resultaría casi inevitable una reacción en cadena en los demás gremios, con lo cual se interrumpiría la política de contención impuesta por los laboristas a los precios y a los sueldos.
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