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La "internacionalización", posible futuro de Ceuta y Melilla

El Ministerio español de Asuntos Exteriores estudia el futuro político y el posible traspaso de la soberanía de Ceuta y Melilla. Los trabajos del palacio de Santa Cruz, aunque permanecen en el ámbito del análisis y de lo experimental, se orientan hacia la consecución de un compromiso hispano-marroquí que permita el traspaso de la soberanía de las plazas mediante un proceso de internacionalización de la zona, en defensa de los intereses de la población española y siguiendo el proceso iniciado con Gran Bretaña para buscar la descolonización de Gibraltar.

Estas iniciativas, congeladas por el momento por cuestiones electoralistas y ante el malestar de ciertos sectores del Ejército, se inscriben en el contexto geopolítico del Magreb y en la acción inmediata de la política exterior españolaLa información aparecida en el diario marroquí Al Mouharrir, desmentida por la embajada de España en Rabat y que señalaba la existencia de un compromiso hispano-marroquí relativo a la cesión en 1981 de Ceuta y Melilla a Marruecos con mención directa a la Jefatura del Estado español, se hacía eco de una posible interrelación de los temas de Gibraltar y de Ceuta y Melilla, sin descartar en esta combinación político-estratégica el posible ingreso de España en la OTAN y el futuro de la base norteamericana de Rota. Parece que dicho compromiso no existe, pero los elementos analizados y barajados por el diario Al Mouharrir se incluyen dentro de una buena lógica y de las preocupaciones del Gobierno español.

En el Ministerio de Asuntos Exteriores se tiene conciencia de que Ceuta y Melilla constituyen el talón de Aquiles de la posición española en la crisis del norte de Africa y, en especial, de la guerra del Sahara y del proceso de autodeterminación del territorio, aún pendiente de la sanción de la OUA y la ONU y que España apoyó formalmente en la última Asamblea General ordinaria de las Naciones Unidas.

Asimismo, en el palacio de Santa Cruz se lamenta que el ex ministro Pedro Cortina Mauri no consiguiera, durante la negociación y la firma del acuerdo tripartito de Madrid -tan favorable para Marruecos y Mauritania en el desenlace descolonizador del Sahara- un acuerdo o tratado que garantizara el status y futuro de Ceuta y Melilla.

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El futuro de Ceuta y Melilla, en estudio

(Viene de primera página)

Sobre estas plazas Marruecos había presentado sus correspondientes reivindicaciones correspondientes ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, donde permanecen en vigor a la espera de nuevas iniciativas de Rabat. Unas iniciativas que permanecen, como espada de Damocles y que sirven de chantaje permanente a toda política exterior española en la zona, a pesar de que las autoridades marroquíes dieron su compromiso verbal de que, por el momento, no volverán a replantear la cuestión. Un compromiso que Marruecos ligó, una y otra vez, al proceso de descolonización de Gibraltar.

Ceuta, Melilla y Gibraltar

El parangón establecido entre las plazas españolas del norte de Africa y el peñón gibraltareño es tema de interés de la diplomacia española. Ejemplo vivo de este interés lo son los trabajos realizados en torno al puerto de Beni-Anzar, en las proximidades de Melilla, donde España intentó provocar la creación de un organismo o comisión gestora internacional que bien podría convertirse en núcleo o ejemplo de un eventual proceso de descolonización de Ceuta y Melilla, que pasara por un status de internacionalización especial, para preservar los intereses de los españoles ubicados en la zona y facilitar en la calma toda progresiva transacción.

Este modelo o sistema descolonizador, en dos o tres tiempos, es el mismo que España intenta situar en Gibraltar, donde han sido creadas tres comisiones de trabajo bilaterales o internacionalizadas, con presencia de gibraltareños, británicos y españoles para analizar y debatir otros tantos temas: la base militar, la soberanía del territorio y el futuro político y autonómico de la población.

El tema del puerto de Beni-Anzar no ha progresado. En sus razones últimas están susceptibilidades de política interna española, y ello ha llevado a pensar en muchos sectores del Gobierno, donde se tiene conciencia de que antes o después el tema de Ceuta y Melilla habrá de ser sancionado por una lógica descolonización, que el momento no es oportuno para avanzar en este terreno. Se hacen referencia aquí a un posible malestar en el seno del Ejército, muy sensibilizado en sus sectores más conservadores con el tema de las plazas africanas españolas, y también de cara al próximo período electoral, en el que los españoles de Ceuta y Melilla tendrán su influencia. El tercer elemento que facilita el repliegue político español en este tema lo constituye el riesgo de abrir una nueva brecha en la política exterior española en el norte de Africa, en la actualidad bastante desgastada con la crisis de las relaciones hispano-argelinas y con el debate que sobre Canarias se abrirá en Jartum a mediados dejulio próximo.

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