Tarradellas podría prolongar el período preautonómico en Cataluña
Fuentes parlamentarias de dos opciones políticas catalanas mostraron ayer su extrema preocupación por el posible deseo de Tarradellas de prolongar mucho más de lo que desean los partidos políticos catalanes la actual etapa preautonómica. Los razonamientos partían de dos hechos.
En primer lugar, el anuncio hecho por el propio Tarradellas de que «el Gobierno ha aceptado que sean los presidentes de los entes preautonómicos los que convoquen a los parlamentarios para la redacción de los estatutos de autonomía». Con ello queda cambiada fundamentalmente la redacción del primitivo borrador constitucional, cuyo artículo 131 otorgaba el derecho de convocatoria al Gobierno.A esta novedad hay que agregar otras recientes declaraciones de Tarradellas según las cuales «el estatuto (de autonomía) tardará». Con esta última afirmación, quizá mezcla de deseo y realidad, y con el cambio en el proyecto constitucional, puede resultar que Tarradellas no se dé ninguna prisa en convocar a los redactores del estatuto.
Es evidente que en los entes preautonómicos que no sean de Cataluña el cambio del redactado constitucional puede incluso ser positivo. En efecto, todos sus presidentes han sido elegidos por los parlamentarios, elegidos, a su vez, por el pueblo. Pero tal no es el caso de Tarradellas, único presidente preautonómico nombrado por real decreto.
Con todo ello puede resultar que el acuerdo Pujol-Suárez, por el cual el estatuto de Cataluña debe ser presentado antes de fin de año, pueda ser incumplido por voluntad ajena a las partes concertantes. Se traduciría, pues, en nada.
Fuentes de la propia Generalidad manifestaron anoche a EL PAÍS que Jordi Pujol había ofrecido a Tarradellas que éste impulsara personalmente la preparación técnica y política del estatuto. Tarradellas no accedió a ello, limitándose a afirmar que el tema correspondía a los parlamentarios, y no a la Generalidad.
Curiosamente, esta poca prisa de la presidencia de la Generalidad contrasta con el deseo de la mayoría de partidos -esencialmente los socialistas y el de Jordi Pujol- de parar el actual deterioro de dicha institución. Este criterio está en la base de los contactos Suárez-Pujol.
Según fuentes oficiales, Pujol habría, en efecto, logrado inusitadas concesiones del Gobierno. La más importante hace referencia a que el título octavo de la Constitución permita que el futuro estatuto de Cataluña resucite el Tribunal de Casación de Cataluña, que creó el estatuto de 1932. Consistía y consistirá en un auténtico Tribunal Supremo catalán competente en la jurisdicción contencioso-administrativa y en la civil.
Finalmente, es de indicar que los socialistas catalanes desmintieron ayer con toda energía las declaraciones de Tarradellas según las cuales éste no poseía su memorándum, tendente a un relanzamiento de la Generalidad. «Lo cierto es -afirmó el diputado socialista Raimon Obiols- que el memorándum está encima de la mesa del presidente de la Generalidad desde hace días.»
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