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Tras California, son varios los estados norteamericanos dispuestos a votar una reducción de los impuestos

La rebelión de los contribuyentes del estado de California, que votaron masivamente esta semana a favor de una drástica reducción de los impuestos sobre la vivienda, amenaza con extenderse a otros muchos estados y obliga a los Gobiernos locales e incluso al Gobierno Federal a plantearse programas de austeridad y disminución del gasto público.

Un 65% de los californianos votó el pasado martes a favor de la llamada «proposición 13», que consiste en una reforma de las leyes fiscales del Estado por la que se reducirá en casi un 60% el impuesto local sobre la propiedad inmobiliaria y que supondrá al estado de California una pérdida de 7.000 millones de dólares en sus ingresos anuales (unos 560.000 millones de pesetas).La modificación del sistema impositivo fue posible gracias a la legislación del estado de California, que permite someter a consulta popular una proposición que haya sido respaldada por 100.000 firmas de ciudadanos. Por otra parte, California, el estado más poblado y uno de los más ricos de la Unión, había tenido el año pasado un superávit en su presupuesto de más de 4.000 millones de dólares.

El apóstol de la revuelta protagonizada por los propietarios de viviendas locales comerciales fue Howard Javis, de 75 años, que fue quien propuso la enmienda a las leyes fiscales y que anuncia ya la creación de una organización a nivel nacional con el mismo fin de reducir la carga impositiva de los ciudadanos. Después del triunfo en las urnas, Javis habló de una nueva revolución y comparó el voto masivo de los californianos con el incidente del puerto de Boston, a finales de la época colonial, cuando los norteamericanos arrojaron al mar cargamentos de té como protesta por el impuesto de la Corona británica sobre este producto.

El gobernador de California, Edmund Brown, que había criticado con dureza la «proposición 13», cambió rápidamente de postura y anunció medidas de austeridad para hacer frente al recorte del presupuesto. No hay que olvidar que este año es año electoral, a nivel legislativo, y que Brown, 49 años, puede ser un candidato a la presidencia en 1980.

Pero lo que se conoce ya como el espíritu de la proposición 13, se extiende rápidamente por todo el país. Se calcula que son ya veintiséis los estados que tendrán que someter próximamente a consulta popular sus sistemas fiscales. La batalla más importante podría tener lugar en Massachusetts, uno de los estados con mayor dureza impositiva, hasta el punto de que se le conozca como Taxachuseits. Después, se anuncian consultas en Oregón y Colorado.

La revuelta de California no ha surgido aisladamente, sin embargo. El mismo día, los votantes de Ohio rechazaban masivamente una propuesta destinada a aumentar los impuestos destinados a educación y también en la misma fecha los electores de Nueva Jersey nominaban candidato republicano al Senado a un joven desconocido que hizo su campaña exclusivamente prometiendo luchar por la reducción de impuestos estatales.

El mensaje fue rápidamente recogido en el Congreso de Washington, y los legisladores, algunos de los cuales tienen que defender su escaño en noviembre, se apresuraron a votar masivamente a favor de una reducción de mil millones de dólares en el presupuesto del Ministerio de Sanidad y Educación.

Incluso el presidente Carter, que ve descender cada vez más su popularidad en los sondeos de opinión pública, captó el sentido de la rebelión de los contribuyentes y anunció ayer que está dispuesto a emplear su derecho de veto para frenar proyectos de ley que supongan un gasto público excesivo.

Los observadores anuncian ya un amplio movimiento anti-impuestos en todo el país para los próximos dos años, y se da como seguro que los impuestos serán el tema central no sólo de las elecciones al Congreso de este año, sino también de la campaña presidencial de 1980.

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