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Un grupo de mujeres ha puesto en marcha tres "mercados socialistas" en Alcoy

Los puestos en los mercados vienen funcionando desde el 1 de abril, con un éxito indudable. Pero antes de llegar a esta apertura fue preciso recorrer un largo camino de comprobaciones de precios, visitas a autoridades locales y trámites. Lo primero fue la comprobación de precios y calidades. Para ello se crearon dos grupos que el mismo día y a la misma hora visitaban los mercados de Alcoy y de Alicante para observar el precio y la calidad de los productos en las dos ciudades, y así es como llegaron a la conclusión que todos los productos analizados -con la única excepción de las alcachofas, que en Alcoy ofrecían mejor calidad- podían comprarse en el mercado de Alicante con igual calidad a precios hasta un 25 ó 30 % más baratos.

Esto en lo que respecta a frutas y verduras, porque en el pescado las diferencias llegaban a ser en algunos casos incluso del cien por cien.

Con estos datos visitaron al alcalde, quien, después de darles la razón, les dijo que nada podía hacer por ayudarles. El problema quedó prácticamente olvidado hasta finales del pasado año, en que visitaron al nuevo alcalde, que había tomado posesión unos meses antes. Volvieron de nuevo a las comprobaciones, con iguales resultados, y esta vez, contando ya con el beneplácito de la primera autoridad local, llevaron consigo funcionarios del Ayuntamiento que dieron fe de los precios y calidades observados en los mercados de Alcoy y Alicante. «Pero como entonces ya sabían que íbamos a ir con funcionarios, y sabían también el día que iríamos al mercado, todos los productos y en todos los puestos aparecieron sensiblemente rebajados», han señalado algunas mujeres miembros de la Comisión Popular de Abastos.

Tal fue su insistencia que la Corporación municipal les dio, para que lo administrasen directamente, dos puestos en la lonja, para la venta al por mayor, y uno en cada uno de los dos mercados para la venta directa. Fue entonces cuando se creó la Comisión Popular de Abastos, para cuya composición se invitó a todas las fuerzas políticas y sindicales de izquierdas de la ciudad y se elaboraron sus propios estatutos. Se fijaron, entre otros, los objetivos siguientes: intentar solucionar la carestía de los mercados del pueblo, sin que su gestión reporte beneficios económicos; los puestos de trabajo que se puedan crear para desempeñar las funciones específicas de esta Comisión serán ocupados por parados, procurando elegir para ello a las personas idóneas; para el mantenimiento y ampliación de estas actividades se utilizará el sistema de autofinanciación; ningún partido político, central sindical o grupo independiente podrá otorgarse ningún protagonismo, ya que las decisiones serán colegiadas, y, en el caso de que en las próximas elecciones municipales el Ayuntamiento ganador estuviera formado por fuerzas populares, representadas por los partidos políticos y centrales sindicales de izquierdas, y este Ayuntamiento pudiera hacer una política de mercados de carácter socialista, esta Comisión entendería que su misión ya no tendría razón de ser, siempre que los puestos de trabajo creados y ocupados por los hombres designados por esta Comisión se respetaran, pasando a ser trabajadores del Ayuntamiento. En caso contrario, continuaremos con nuestra Comisión Popular.

Dos de los objetivos propuestos, abaratar precios y dar empleo a parados, ya se están cumpliendo. Desde la apertura de los puestos, cuatro hombres en paro y en difícil situación económica trabajan en los mismos, con un sueldo semanal de 6.000 pesetas, aunque se tiene el propósito de pagarles, en un futuro no muy lejano, y una vez superadas las dificultades de los primeros momentos, sueldos mensuales de 30.000 pesetas. En cuanto al abaratamiento de los precios en los demás puestos es un hecho real y notorio, aunque nunca lleguen a alcanzar los mismos precios que tienen los dos puestos dependientes de esta iniciativa popular.

Grandes colas ante los puestos

El éxito de los dos puestos en los mercados es también un hecho. Las colas de mujeres a la espera de ser atendidas son numerosas, inconveniente que se quiere eliminar en el futuro. Una de las aspiraciones de la Comisión Popular es llegar a tener hasta tres puestos en cada mercado, «para poder atender a toda la clientela que tenemos, porque ahora hay muchas mujeres que por no esperar tanto tiempo prefieren ir a los otros puestos, aunque sean más caros».Por otra parte, el abaratamiento de los precios no va en detrimento de la calidad de los productos, sino más bien todo lo contrario. La Comisión se surte en las cooperativas agrícolas de los pueblos próximos. «Algunos asentadores decían que tenían que vender caro para compensar lo que cada día tienen que tirar porque se les estropea. Pero nosotras nos hemos encontrado que en nuestros puestos no se estropea nada y tampoco hay que tirar. Si la mayoría de los productos se nos acaban en la misma mañana es, precisamente, porque vendemos barato. Pero está claro que es un problema de planteamiento: ellos prefieren tirar productos antes de abaratar los precios. Nosotras preferimos bajar los precios y, de esta forma, lo vendemos todo y nada hay que tirar.»

Insisten en que la Comisión no va contra nadie y tampoco contra los asentadores, y que lo único que persiguen es el abaratamiento de los precios. «Nosotros creíamos que si vendían caro era porque ellos también compraban caro, pero ahora que compramos como ellos en las cooperativas vemos dónde se quedan los fuertes márgenes comerciales.»

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