Oposición a la atribución de poderes excepcionales al Rey

La ruptura del consenso, durante las reuniones a puerta cerrada de los grupos parlamentarios, precisamente para instrumentar el pacto, afloró ayer a los debates de la Comisión Constitucional, primero en forma de silencioso voto socialista contrario a la mayoría de los últimos artículos que regulan la Corona -en la sesión anterior el bloque socialista votó favorablemente o se limitó a abstenerse- y, más tarde, a través de la concreta alusión de Gregorio Peces-Barba contra quienes «no quieren constitucionalizar el sistema de elección proporcional ni la forma justa de distribución de los escaños parlamentarios en relación con el territorio».

El fulminante que provocó esta explosión socialista se produjo, en el marco del debate, sobre una enmienda de Laureano López Rodó, que pretendía establecer la facultad real de adoptar determinadas medidas de emergencia, cuando Manuel Fraga pidió a los socialistas que clarificaran su posición sobre la forma de Gobierno y sobre su entendimiento de la Monarquía parlamentaria.El disenso y evidente mal ambiente entre los grupos parlamentarios por la ruptura matinal del consenso se encauzó, así, en la Comisión Constitucional, por el camino de los ataques políticos, con los poderes excepcionales para la Monarquía reclamados por el señor López Rodó, al fondo.

En este contexto, Unión de Centro Democrático tuvo la habilidad de olvidarse del tema de fondo discutido por la mañana -la pugna sobre las reglas electorales que une a UCD y AP frente al PSOE y la Oposición, en general-, y, aferrándose al tema que se debatía, establecer una conveniente distancia de Alianza Popular. Sin atacar a su aliado de la mañana, José Pedro Pérez Llorca expresó claramente la oposición de su grupo parlamentario a implicar a la Corona en medidas de emergencia como las propugnadas, con acentos catastrofistas, por el diputado aliancista.

El debate tuvo, pues, la virtud sobre todo cuando se resolvió en una votación en la que sólo los dos votos de AP apoyaron la enmienda de López Rodó, mientras UCD votaba Junto a las restantes minorías- de distraer la atención sobre el punto conflictivo que aguarda en los artículos que regulan las Cortes Generales. Al mismo tiempo permitió diferenciar con nitidez las concepciones sobre la democracia que comparten casi todas las fuezas parlamentarias, en contraste con la nostalgia de autoritarismo recientes que subyacían en posición de AP, mantenida ayer por López Rodó, y sobre la que el propio Manuel Fraga, aun compartiéndola, no había querido insistir en el seno de la ponencia porque «se quedaba solo», según propia confesión.