Dieciocho muertos, toque de queda y huelga general en Perú
Dieciocho personas han muerto en Perú desde el pasado sábado fecha en que se impuso en el país el estado de emergencia ante el anuncio de la huelga general comenzada el lunes. Sólo en la primera jornada del paro nacional, secundado mayoritariamente en las principales ciudades del país, se produjeron seis muerto en incidentes entre huelguistas y policía y Ejército. A partir de ayer, el toque de queda, impuesto el lunes entre las doce de la noche y las cinco de la mañana, fue adelantado en dos horas.
Los disturbios más graves se produjeron en los cordones industriales de las populosas barriadas periféricas de la capital peruana y de la ciudad portuaria de El Callao, así como en la localidad campesina de Huancavélica, a casi quinientos kilómetros al sur de la capital limeña.Los principales centros de población del país acusaron la huelga general con una casi total paralización de las actividades laborales y de los servicios públicos normales, mientras fuertes efectivos militares patrullaban las calles y mantenían estrecha vigilancia sobre las sedes oficiales. Durante varias horas se ex tendieron por Lima centenares de rumores sobre graves disturbios en los cordones industriales de la capital, y en algunos círculo se especula con la eventualidad de que el número de víctimas haya sido realmente muy superior al que oficialmente ha trascendido.
En ocasiones, los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de vigilancia alcanzaron un fragor espectacular, con pedreas, carreras y disparos con armas disuasorias y de fuego, que produjeron el mayor número de muertos y heridos.
Desde el punto de vista sindical, las principales centrales reivindicativas peruanas, la Confederación General de Trabajadores Peruanos, de inspiración comunista, y la Central Peruana del Trabajo, de cariz aprista (nacional-populista) secundaron la huelga general, que -a su término, en la jornada de ayer- calificaron como un éxito rotundo, por su extensión. Los motivos del paro fueron la oposición a las recientes medidas económicas del Gobierno, de alza en precios de productos básicos, así como de rechazo por el decreto reciente de supresión de garantías constitucionales y suspensión de libertades individuales, de reunión, asociación y expresión.
En una conferencia de prensa con corresponsales extranjeros, el ministro peruano de Información, general Juan Estrada, afirmó que la ola de disturbios registrada en el país estaba coordinada por agitadores extranjeros, y añadió que los incidentes formaban parte de «un complot extremista».
El actual desequilibrio social y político que vive Perú se produce a escasas semanas de la realización de las elecciones para la Asamblea Constituyente, previstas inicialmente para el próximo 4 de junio, pero pospuestas, por el momento, hasta el 18 del mismo mes por dificultades técnicas, según las autoridades militares peruanas.
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