La policía italiana detiene a diez presuntos miembros de Brigadas Rojas
La policía de Roma, en una brillante operación conducida con el mayor secreto, detuvo a diez personas y descubrió dos centrales terroristas de las Brigadas Rojas. Se trata de una pequeña imprenta donde se publicaban los manifiestos que después se distribuían en las fábricas y en las calles de noche y donde se redactaban los comunicados durante el secuestro de Aldo Moro.
El propietario del local se llama Enrico Triaca, de unos treinta años. Los vecinos afirmaron que estaba con otro joven de unos veintiocho años. Dicen que trabajaban día y noche y que durante el secuestro de Moro se mostraban muy tristes.Arrestado Enrico Triaca, la policía pudo descubrir su habitación, que se encuentra en otro barrio de Roma, en San Giovanni, en cuyas calles se realizaron las manifestaciones de protesta contra el secuestro y asesinato de Moro y donde aparcaban los camiones de la policía.
Se está dando mucha importancia a esta operación durante la cual han sido arrestados, además de Triaca, otras nueve personas, de las cuales la policía no ha revelado el nombre.
En los últimos días, la policía había encontrado también, en una especie de cueva, más de 12.000 balas en paquetes de cincuenta. Existe la impresión de que la policía está acosando a la banda romana de las Brigadas Rojas.
Empezó ayer y continuará durante todo el día de hoy el debate en el Parlamento italiano sobre el terrorismo y el caso Moro, que deberá concluir con la réplica del presidente a Andreotti y la aprobación de un documento. Pero al primer ministro, Andreotti, horas antes de que empezase la discusión le llegó de sorpresa un flechazo de los socialistas, los cuales no parecían dispuestos a votar un documento conjunto a favor del Gobierno, ya que la actitud del partido de Bettino Craxi en el caso Moro había sido diferente de los otros partidos de la mayoría, defendiendo con mayor firmeza la línea «humanitaria» y de diálogo de las Brigadas Rojas.
Ante el temor de que los socialistas pudieran hacer en la Cámara aún más dramático este debate, Andreotti convocó ayer de sorpresa, a las nueve de la mañana, a los cinco secretarios que apoyan su Gobierno: Berlinguer, Zaceagnini, Craxi, Romita y Biasini. Sólo veinticuatro horas antes había declarado a Radio Uno que la reunión de secretarios se realizaría después del debate en el Parlamento.
Alguien temió que el Gobierno estuviera nuevamente al borde de la crisis. Los más alarmados fueron los comunistas. La reunión no fue fácil. Duró más de tres horas. Al finalizar toda la prensa se lanzó a pedir declaraciones a Bettino Craxi que respondió lacónicamente: «Hemos intentado llegar a un acuerdo.» Los demás secretarios no hicieron declaraciones. Todas las fuerzas políticas estuvieron durante la mañana pendientes de esta cumbre sorpresa.
Terminada la reunión, la secretaria del PSI informó a EL PAIS que Craxi había exigido un compromiso con dos peticiones muy concretas: que en el documento final se indique explícitamente la diversidad de actitud de los socialistas en la resolución del caso Moro y que no se hable más del «futuro» que del pasado.
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