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Carmen Bravo Villasante y Francisco Giral recuerdan el Instituto-Escuela

Carmen Bravo-Villasante y Francisco Giral intervinieron el pasado miércoles en el cielo de charlas-coloquio que se vienen celebrando en el Instituto Internacional con motivo del sesenta aniversario de la fundación del Instituto-Escuela. En el mismo acto se abrió al público una exposición que recoge fotografías, trabajos manuales y recortes de prensa de las distintas promociones que realizaron sus estudios en el Instituto-Escuela. El ciclo finaliza el próximo día 23 con conferiencias a cargo de Julio Caro Baroja y Leopoldo Castedo.

La escritora Carmen Bravo-Villasante trató diversos aspectos de la última promoción del Instituto-Escuela, la de 1936. Recordó sus estudios iniciales en el paseo del Cisne y los del bachillerato en la colina de los Chopos, para señalar las novedades pedagógicas del Instituto-Escuela comparadas con las actuales: coeducación, bibliotecas de aula, enseñanza no memorística, explicaciones del profesor con toma de apuntes, visitas a museos, prácticas de laboratorio, deportes, idiomas, ausencia de exámenes, excursiones, formación de grupos teatrales y trabajos manuales. «El Instituto- Escuela se adelantó cuarenta años a las prácticas actuales de educación, que ha dado un paso atrás al ser más pragmática y utilitaria. Todos recordamos al Insti como un lugar encantado y mágico, una de las épocas más maravillosas de nuestras vidas, que nos incultó un fuerte sentido moral y cívico.» Resaltó también la capacidad de independencia y libertad, el sentido de amistad entre profesores y compañeros y el nuevo tipo de mujer, «chicas audaces y meditativas que realizaban excursiones a la sierra y discutían sobre Kant y Spinoza. Señaló que ya en 1936 leían La realidad y el deseo, de Cernuda, y la autobiografía de Isadora Duncan.El catedrático Francisco Giral se refirió en su charla al Instituto-Escuela en el exilio. Previamente recordó cómo su padre, catedrático en la Universidad de Salamanca, envió a sus hijos en 1918 a estudiar al Instituto-Escuela, donde realizó tres años de primaria y seis de bachillerato, formando la primera generación completa, en 1927, que a los pocos días se presentaban a los exámenes libres de acceso a la Universidad, siendo su tutor el científico Miguel Catalán.

Narró las vicisitudes de algunos compañeros de exilio, cuando en 1939 salió la mitad del profesorado universitario, pasando por los campos de concentración franceses. En sus recuerdos de los antiguos alumnos del Instituto-Escuela exiliados en países hispanoamericanos, mencionó sus encuentros posteriores con Alejandro Caneti, uno de los fundadores del Partido Comunista cubano, José Luis Martínez, Adela Barnés y Ovidio Botella, así como la creación de colegios que dejaron la huella del Instituto-Escuela.

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