Israel vuelve a comprometerse a no emplear la bomba de fragmentación
Mientras Estados Unidos concluía con Israel un nuevo acuerdo, aún secreto, sobre el empleo de las llamadas bombas de fragmentación, utilizadas por los israelíes durante su reciente ataque al sur de Líbano, el Gobierno egipcio comunicó ayer a Washington su «total oposición» a la explotación petrolífera por parte de Israel de los territorios egipcios ocupados por Jerusalén tras la guerra de 1967.En un mensaje «urgente» al secretario norteamericano de Estado, Cyrus Vance, el ministro egipcio de Asuntos Exteriores, Mohamed Ibrahim Kamel, pide a Washington que «advierta» sobre la actitud de El Cairo a las empresas estadounidenses que colaboran con Israel en los trabajos de prospección en el Sinaí.
El convenio norteamericano-israelí sobre las bombas de fragmentación sustituye a otro de 1977, violado por Israel en Líbano, y establece que la citada arma, fabricada por Estados Unidos, sólo podrá utilizarse «en condiciones especiales». El texto del acuerdo, firmado el jueves pasado por medio de un intercambio de notas, fue enviado ayer por la Casa Blanca al Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
Las bombas de fragmentación se caracterizan no sólo por su extraordinaria capacidad destructiva en el lugar del lanzamiento, sino también por la prolongada duración de su poder ofensivo y de propagación tras la explosión.
Entretanto, el presidente de Sudán, Jaafar el Numeiry, se entrevistó ayer en El Cairo con el presidente egipcio, Anuar el Sadat, para informarle sobre sus últimas conversaciones con los dirigentes árabes e intentar una reconciliación de Egipto con las naciones del llamado «frente del rechazo» (Siria, Irak, Argelia, Libia y Yemen del Sur).
Numeiry fue encargado en marzo, por el Consejo de la Liga Arabe, de organizar un comité de «solidaridad árabe» y de preparar una «cumbre» árabe que facilite una política común ante el problema de Oriente Próximo. Egipto rompió relaciones con los cinco países del «rechazo» en diciembre pasado, al condenar éstos las negociaciones de Egipto con Israel, Siria, Irak y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) insisten actualmente en que Sadat interrumpa las conversaciones con Jerusalén para hacer posible la reconciliación árabe.
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