Tarradellas se reúne hoy con sus ministros para abordar la crisis de la Generalidad

Esta mañana el presidente de la Generalidad se reúne con los cinco ministros sin cartera del Gobierno autónomo, representantes de otras tantas opciones políticas (PSC-C, PSUC, CDC, PSOE y UDC). El encuentro es decisivo con relación a la total y demostrable crisis de la Generalidad. Para determinar las coordenadas de la crisis, EL PAIS conversó ayer con cuatro ministros del Gobierno autónomo catalán. Los criterios fueron diversos.

Todas las fuentes consultadas coincidieron en la siguiente definición del conflicto: es una crisis multiforme, un nuevo capítulo de los enfrentamientos entre parlamentarios y Tarradellas, y su presentación formal está en manos de este último, quien, además, dudaría entre proponer una u otra alternativa. Dicho en otras palabras: hoy puede pasar todo o bien puede no pasar nada. La segunda alternativa sería la peor, por cuanto que ahora nadie puede ya seriamente ignorar la radical y profunda crisis de todo el proceso preautonómico catalán.El panorama es tan desolador que nada menos que dos ministros del Gobierno autónomo catalán afirmaron: «Hay que reconocer que con Samaranch (antiguo presidente de la Diputación) las cosas iban mejor.» En efecto, las cosas van mal no sólo en la Generalidad, sino incluso en la Diputación de Barcelona, que también preside Tarradellas. No se ha elaborado el presupuesto de la Corporación de este año; hay una posible huelga de funcionarios en ciernes; la Diputación de Tarragona decide sacar adelante su propio presupuesto; ante la demora de su integración en la Generalidad se están llevando a cabo urbanizaciones ilegales, incluso en un parque natural propiedad de la Diputación, los departamentos de ésta carecen de directivas y mil cosas más.

Los ministros catalanes consultados coincidieron en señalar que Tarradellas «juega a precipitar la crisis», con el fin de lograr un deslizamiento hacia la derecha del actual panorama político catalán. Añadieron que Tarradellas puede presentar el conflicto de diversas maneras y que incluso puede abandonar la actual batalla en espera de mejores circunstancias.

Los grandes temas del actual conflicto son las transferencias de servicios y la imagen pública de la Generalidad. Respecto al primero, destaca el apartado que hace referencia a la integración de las actuales diputaciones a la Generalidad. La acusación formulada a Tarradellas es la de frenar estos traspasos, cuya consecución podría lograrse en muy breve tiempo.

Puede haber cambio de Gabinete

El traspaso de las funciones de las diputaciones a la Generalidad permitiría que los problemas se situaran en el plano técnico, donde el Gobierno autónomo posee todas las ventajas sobre Tarradellas, logrando así una disminución del actual presidencialismo. Para Tarradellas, en cambio, el mantenimiento de las diputaciones le puede permitir desmejorar la imagen de los componentes del Gobierno y poder, en su día, utilizar las diputaciones franquistas con finalidades electorales. Basta recordar que el viaje más importante de Tarradellas dentro de Cataluña fue a las comarcas del Bajo Ebro y Montsiá, donde UCD y AP obtuvieron sus mejores porcentajes el 15 de junio.El gran problema es saber hasta dónde irá Tarradellas y hasta dónde irán los partidos en la reunión de hoy. Puede darse una remodelación del Gabinete, un intento de incorporación de los presidentes de las diputaciones en el Gobierno catalán o la búsqueda de un nuevo pacto con los partidos. Una negativa de Tarradellas a convocar a los ministros técnicos e incluso un intento de cambio de todo el Gabinete.

En base a fuentes muy directas, EL PAIS ha sabido por qué esta crisis se produce ahora. Resulta que en el último y ya lejano Consejo de Ministros catalán -celebrado los días 24 y 25 de abril- se acordó a instancias socialistas, por parte de todos los ministros y con poca satisfacción por parte de Tarradellas, que en la próxima reunión del Gabinete catalán el primer punto del orden del día sería una valoración de los trabajos de traspaso de funciones de las diputaciones a la Generalidad y el establecimiento de un calendario para hacerlas realidad.

Poco después tuvo efecto el nombramiento de Joan Casanellas como presidente de la comisión Generalidad-diputaciones. Un nombramiento que sorprendió por cuanto que se designaba a una persona que ha residido largos años en el exilio y cuya principal característica es una total fidelidad a Tarradellas.

Delegar en Ortínez

Por parte del centro y del centro derecha la preocupación por la degradación de la Generalidad reviste aspectos específicos. Ven el problema con igual claridad que la izquierda, pero no se inclinan en absoluto por una preeminencia del Gobierno, de base parlamentaria, es decir, de izquierda, sino que preferirían una delegación de funciones por parte de Tarradellas en beneficio de una persona técnicamente cualificada y capaz de imaginar alguna política, como hizo Giscard d'Estaing en Francia. Para este sector sólo hay un candidato lógico: Manuel Ortínez. Pero, desde luego, todo indica que Tarradellas no piensa en una delegación de funciones, a lo que cabe agregar que la aceptación de Ortínez por la izquierda sería problemática.En cuanto a la derecha más radical y más franquista su concepción del conflicto no parece muy depurada. Apoyan a Tarradellas porque éste ataca a la izquierda.