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Debate constitucional

Comenzó el debate sobre la cooficialidad de las lenguas maternas

Cerca ya de las ocho de la tarde, hora fijada para el levantamiento de la sesión, se entró en el debate del artículo 3, en el que se establece que el castellano es la lengua oficial del Estado y que todos los españoles tienen el deber de conocerlo y el derecho a usarlo. En el mismo artículo se afirma que las demás lenguas de España serán también oficiales en las comunidades autónomas de acuerdo con sus respectivos estatutos. En primer lugar intervino, para defender su enmienda, el señor Letamendía, quien afirmó que, a su juicio, faltaba equidad, puesto que todos los españoles tenían el deber de conocer el castellano, pero no el de conocer su lengua materna. Propuso que se suprimiera la obligatoriedad del conocimiento de la lengua oficial.El diputado catalán señor Trias Fargas retiró, después de un largo parlamento, una enmienda por la que se proponía que todas las lenguas nacionales fueran oficiales en sus respectivos territorios y que el castellano fuera la lengua oficial de los órganos del Estado, porque la consideró, según sus propias palabras, excesiva. Por el contrario, mantuvo otra en la que se proponía que las «demás lenguas de España serán también oficiales en los territorios autónomos» y que «todos los residentes en dichos territorios tienen el deber de conocer y el derecho a usar aquellas lenguas».

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Argumentó el señor Trias que si no existía bilingüismo, es decir, igualdad de oportunidades a la hora de aprender y usar la lengua materna y la oficial, no existía ccioficialidad. «Voy a pedir -dijo- que el conocimiento del catalán sea obligatorio en Cataluña.» Señaló las dificultades que encontraban los niños catalanoparlantes al llegar a la escuela y garantizó que tampoco se trataba de obligar a los castellanoparlantes a estudiar en catalán, sino de que todos supieran perfectamente catalán y castellano. «La cuestión del idioma -terminó- es una llaga abierta en el costado del pueblo catalán y puede llegar a envenenar nuestras relaciones con otras comunidades. Si no se resuelve el problema del idioma nos sentiremos postergados y humillados, y, si se soluciona, se habrá resuelto la mitad del problema catalán.»

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