Más de tres mil taxistas iniciaron ayer una huelga indefinida
Una huelga indefinida, acordada a mediodía de ayer y que afectó durante el resto del día a más de 3.000 taxista ha sido la respuesta de los trabajadores autónomos del taxi a la decisión de unificar este servicio público con el de siete pueblos de la provincia.
Esta unificación, firmada al parecer por el ministro del Interior, y que va a hacerse pública oficialmente en fecha inmediata, motivó la pasada semana una convocatoria para el domingo día 30, de los autopatronos del taxi que no se pudo realizar al encontrarse cerrado el local social de la calle Joaquín García-Morato. En la mañana de ayer, miembros de la Federación Provincial de Trabajadores Autónomos del Taxi se entrevistaron con el alcalde y con el delegado de Circulación y Transportes, horas antes de que una huelga indefinida y una asamblea permanente fueran acordadas por unos mil taxistas.«El alcalde se sorprendió de nuestra contrariedad, ya que él creía que la unificación de los taxis la habíamos pedido nosotros. Al ver nuestra postura nos dijo que habláramos con el delegado, pero éste no ha solucionado el problema, motivo por el que la asamblea ha decidido ir a la huelga», informó uno delos miembros de la directiva de la Federación.
«La razón principal del malestar causado por la unificación se centra en que ésta va a suponer el aumento a los 15.000 taxis madrileños, no sólo de las 241 licencias actualmente en funcionamiento en los pueblos de la provincia afectados por la medida, sino también de las 141 ya concedidas pero no adjudicadas y de, las 118 que están autorizadas. Eso sin contar con los autotaxis que quieran su licencia de taxi.»
«A este aumento de taxis, que nos hará perder dinero, se une el problema de la pérdida de pluses que cobrábamos en viajes fuera del limite municipal. Nosotros propondríamos un sistema de áreas como el que tiene París: los pueblos serían agrupados en áreas y cada una de éstas tendría una tarifa fija.»
A últimas horas dé la tarde, unos quinientos taxistas permanecían encerrados en el local social de la calle Joaquín García Morato, en tanto el gobernador civil anunciaba sanciones en caso de alteración de orden público y ordenaba a la policía que vigilara las calles para no impedir la actuación de los piquetes de huelga. Asimismo, había convocado a los miembros de un comité de huelga, elegido por los taxistas, y a los representantes del Ayuntamiento para intentar llegar a una solución del conflicto.
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