Reservas económicas ante la ampliación del Mercado Común
Los ministros de Asuntos Exteriores de los nueve países miembros de las Comunidades Europeas, reunidos ayer en Consejo, en la capital belga, analizaron, por primera vez, los distintos problemas que plantea la ampliación del Mercado Común, con las candidaturas de Grecia, España y Portugal. A pesar de la unanimidad política de llevar a buen puerto el proceso de ampliación, las reservas son importantes ante los problemas de orden económico. Se clarifica, también, la diferencia de óptica entre los países del Norte y los del Sur de la actual Comunidad, al igual que las tesis favorables a la vocación industrial de la CEF, contra la (actual) preponderancia agrícola. En definitiva, se registró un primer enfrentamiento entre «nórdicos» y «mediterráneos».
El Consejo escuchó, en primer lugar, un informe de Roy Jenkins, presidente de la Comisión Europea, sobre el documento adoptado para la ampliación. El denominado «fresco», o esbozo general, para el pase de la actual CEE de los nueve a la futura CEE de los doce, fue defendido por Jenkins en cuatro grandes capítulos: 1) La necesidad de utilizar desde ahora el período de «pre adhesión», con acciones coordenadas en ciertos sectores entre los nueve y los candidatos. 2) Destacaría «flexibilidad » en el período de transición, en función de cada candidato. 3) Reformar las estructuras internas de decisión de la CEE. 4) Acelerar el proceso de unión económica y monetaria, antes de la ampliación.
Jenkins habló también de la reacción de Lisboa y Madrid ante el «fresco» y de su impresión favorable sobre la acogida del documento por parte del Gobierno español, con quien dialogó la semana pasada en Madrid.
Las posturas expresadas por los ministros, que son, en definitiva, quienes modelarán el ritmo del proceso de adhesión al contar con el poder legislativo comunitario, son dispares. Cada uno vació su saco, en función de sus preocupaciones nacionales. Nadie dudé, sin embargo, de que la ampliación es inevitable y de que el proceso ya está en marcha.
Louis de Guiringaud, ministro francés de Asuntos Exteriores, expresó la utilidad del documento de la Comisión «aunque no aporta soluciones». «Habrá que profundizar -dijo- en los temas concretos económicos, financieros y agrícolas.» Su colega alemán, Hans-Die trich Genscher, se declaró convencido de que serán necesarias «dos fases» de transición para la integración completa de los tres nuevos candidatos. A su vez, David Owen, responsable del Foreign, Office, recordó que la vocación inicial de una comunidad industrial se está diluyendo en una comunidad de carácter agrícola, la cual aumentará con la incorporación de griegos, españoles y portugueses. Finalmente, el representante italiano, Sanza, subsecretario de Asun tos Exteriores, destacó, precisamente, que la ampliación «reequilibrará» a la Comunidad entre el Norte y el Sur, y dijo que «no puede! ser un peligro para la actual realidad agrícola de la CEE».
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