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Entrevista:

"No aceptamos el chantaje, pero queremos salvar la vida de Aldo Moro"

Bettino Craxi, secretario general del Partido Socialista italiano, está estos días en el centro del ciclón porque la decisión de su partido de buscar una «solución autónoma del Estado» para intentar salvar la vida de Aldo Moro ha despertado una oleada de críticas en la prensa. El Partido Socialista ha sido acusado de explotar el «caso Moro» para aislar a los comunistas en el área de la izquierda y para acercarse a la Democracia Cristiana. Bettino Craxi, con un pie en el avión hacia Madrid para asistir a la celebración de la unificación socialista española, ha concedido al corresponsal de EL PAÍS en Roma, Juan Arias, la siguiente entrevista.

EL PAÍS: ¿Qué es lo que los socialistas han pedido concretamente para solucionar el «caso Moro»?BETTINO CRAXI: Hemos solicitado una iniciativa autónoma del Estado sin negociaciones y sin reconocimientos. Insistiremos en esta petición para que quien puede recogerla lo haga. Parte de la prensa y del mundo político parecen llenos de júbilo por las dificultades que encuentra nuestra propuesta. Nosotros pensamos que hacer lo que sea posible es mejor que esperar pasivamente los días de las grandes manifestaciones de dolor y de luto. Mejor un riesgo de ingenuidad que una deliberada decisión de cinismo.

"La DC necesita un acto de reflexión"

EL PAÍS: Hay quien piensa que su decisión tiende a aislar a los comunistas en el área de la izquierda.B. C.: No es cierto. Contra nuestra iniciativa está también la derecha. No es verdad que estemos solos: nos sigue la nueva izquierda, también Saragat apoya nuestra petición y una buena parte del mundo católico. En la Democracia Cristiana pensamos que se necesita un acto de reflexión. Como el Papa y como el secretario de la ONU, los socialistas queremos lanzar a los terroristas un gran desafio «humanitario». Sabernos que es un camino difícil que las mismas BR han rechazado, pero no desesperamos.

EL PAÍS: Cómo piensa comportarse despues de la última carta de Moro, que pide ayuda y la de su partido?

B. C.: Rechazamos el chantaje de las BR, pero seguimos intentando resolver el problema. Por otra parte, ésta ha sido la actitud de otros Estados democráticos y el Estado no se ha derrumbado.

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Nosotros no estamos de acuerdo con cuantos piensan que con un acto propio de clemencia el Estado inauguraría una peligrosa cadena de cedimientos si mañana se encontrase ante nuevos chantajes. Esta objeción supone, en primer lugar, que las fuerzas del orden no consiguen nunca capturar a los terroristas: pone en el mismo plano la amenaza física y actual que recae sobre la vida de un hombre y las amenazas futuras e hipotéticas.

EL PAÍS: Pero mientras Moro sigue preso, las BR siguen disparando.

B. C.: Es verdad. Y pienso que seguirán haciéndolo con Moro vivo o muerto mientras el Estado no los haya barrido. Pero no pienso que permitiendo el destino de muerte de Moro los demás ciudadanos, todos nosotros, conquistaremos la paz en virtud de no se qué catarsis o expiación. Lo que hay que hacer es salvar hoy la vida de Moro derrotando el terrorismo con el uso legal de la fuerza.

EL PAÍS: ¿Cómo le gustaría a usted que se celebrase mañana en Italia la fiesta de los trabajadores del Primero de Mayo?

B. C.: Lo que yo, deseo es que se puedan celebrar lo más pronto posible manifestaciones de júbilo, de liberación, de unidad nacional. Desearía que se pudiese celebrar el final de una pesadilla en nombre de la vida y no en nombre de la muerte. como declaré ayer al director de La Stampa, de Turín. Yo estoy convencido que los italianos no aman la dureza barata y que desean que se intenten todos los caminos para salvar la vida de Aldo Moro que es, ante todo, la vida de un hombre, de un italiano y de una eminente figura política. El hombre de la calle se da cuenta muy bien que la ejecución de Moro, sin haber hecho todo lo posible para evitarla, podría acarrear al país consecuencias políticas incalculables.

«Nuestras diferencias con el PCI son históricas»

EL PAÍS: ¿Cuál es la nueva fisonomía del PSI después del congreso de Turín?B. C.: Queremos que el PSI, que es el más antiguo y el más joven partido italiano, sea un gran partido, abierto, progresista y reformador, europeo, con un proyecto propio y con una identidad muy clara.

EL PAÍS: ¿Cuál es hoy la mayor diferencia entre el PCI y el PSI?

B. C.: Existen diferencias históricas, diferencias de proyecto y diferencias en el fin que perseguimos. Nosotros ponemos en el primer puesto la libertad democrática, todos los derechos civiles, el primero de los cuales es la vida. Por lo que se refiere a la reforma económica, estamos de acuerdo con la línea de austeridad de los comunistas, pero sólo como un medio y no como un fin.

EL PAÍS: ¿Por qué esta vez, en el caso Moro, ustedes han estado más cerca de los católicos que los comunistas?

B. C.: Porque en lo que se refiere al primado de la vida y de la persona los socialistas en toda su historia han coincidido siempre con los principios fundamentales de los cristianos. De todos modos, no toda la Iglesia italiana se manifiesta a favor de las negociaciones. La parte más conservadora creo que esta vez se ha comportado de una manera distinta de la nuestra.

EL PAÍS: Hoy usted estará en Madrid para representar a los socialistas italianos en la fiesta de la unificación socialista española. ¿Qué piensa de esta decisión?

B. C.: No puedo más que alegrarme. Es un paso más en el primado del Partido Socialista español en la vida del país. Hoy es el primer partido de la oposición y mañana espero que sea la alternativa de Gobierno en España.

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