Burocracia municipal en Madrid

Yo era propietario de un automóvil que transferí el día 2 de abril de 1976, por el sistema de compraventa. Posteriormente me llegaron multas del Ayuntamiento con acuse de recibo a mi domicilio fechadas el 14 de junio de 1976, por lo que procedí a devolverlas, según se me indicaba en el espacio habilitado al efecto al dorso de la notificación de sanción, rellenando el nombre, apellidos y dirección del nuevo propietario y especificando que no me correspondía pagarlas. Pues bien, al cabo de unos meses, exactamente el día 10 de los corrientes, me llegó una cédula de embargo que supuse se refería a las multas anteriormente citadas. Personado en la calle de Los Madrazo, y una vez explicado el caso, me dijeron que no les extrañaba nada porque el sistema por ellos empleado era «algo a lo que no hacían ni caso». Por si fuera poco, me dijeron que era imprescindible que les entregara una fotocopia del documento de la transferencia.El segundo caso es todavía más reciente. Habiendo domiciliado el año pasado el impuesto municipal de circulación de vehículos en mi banco y extrañado de que a estas alturas todavía no hubiera sido pasado al cobro, pues en el banco no sabían nada, me encaminé a la oficina de cobros, sita en la calle de Pamplona, 17. Allí me dijeron de muy mal talante que mi banco había devuelto el recibo y que si el año que viene lo quería domiciliar tendría que rellenar el impreso de nuevo. Muy extrañado, pagué el recibo con complejo de defraudador y salí. Una vez en casa, y al examinar otra vez el recibo, vi para mi sorpresa que lo habían enviado al cobro a un banco que no se parecía ni por asomo al mío, según rezaba el sello de la cámara de compensación al dorso, a pesar de que en el frente del recibo los datos de mi nombre, número de cuenta y banco estaban correctos.

¿Hasta cuándo vamos a tener que sufrir los madrileños las consecuencias de la ineptitud burocrática de nuestro Ayuntamiento?