Tarradellas impone silencio a los miembros cataIanes de la comisión mixta

El presidente de la Generalidad dispuso, mediante carta que ahora ha sido comunicada a EL PAÍS, que todos los representantes de la Generalidad en la comisión mixta para la transferencia de funciones del Estado, mantengan una absoluta reserva acerca de dicho proceso. El fracaso de este proceso está en la base de la actual pérdida de prestigio de la Generalidad, perfectamente visible en la concentración del pasado domingo.

Una de las principales acusaciones contra Tarradellas que se formula -a nivel popular y, sólo en privado, por los dirigentes políticos catalanes- consiste en sus manifestaciones de entusiasmo ante la actitud del Gobierno del presidente Suárez respecto al tema de la autonomía catalana, hecho que contrasta radicalmente con la pésima marcha del proceso de transferencias.El objeto de la carta que ahora se revela sería evitar que la opinión pública estuviese informada de la marcha real de las negociaciones de transferencia. La carta de Tarradellas es de fecha 10 de marzo y va dirigida al profesor Josep Lluis Sureda, vicepresidente por parte catalana de dicha comisión y al que Tarradellas califica de «presidente de los vocales (catalanes)». En su propia carta. Sureda afirma considerar del todo válidas las disposiciones de Tarradellas.

Tarradellas afirma en la carta que «será conveniente de ahora en adelante» que toda la información sobre el proceso de negociación de las transferencias sea únicamente facilitada mediante «comunicados oficiales aprobados por el plenario de la comisión». Añade también que los representantes catalanes en la referida comisión «han de guardar la natural discreción respecto a emitir públicamente, tanto si es de palabra como por escrito, cualquier información o juicio sobre las incidencias de la negociación».

En su carta, Josep Tarradellas afirma asimismo; «Creo que también sería preciso adoptar esta otra medida: que en cualquier tipo de publicación en que colaboren, sea profesional o de interés general, se abstengan (los representantes de la Generalidad en la comisión) de hacer constar al lado de su firma la condición que ostentan de componentes de la comisión mixta.»

Es de indicar que las cartas de Tarradellas y de Sureda fueron facilitadas a EL PAÍS por miembros catalanes de la comisión mixta. Los informantes señalaron su indignación por el contenido de ambas partes, y precisaron enérgicamente que no pensaban respetar estas limitaciones, sino por el contrario facilitar el máximo de información «para que el pueblo catalán conozca la postura cerrada del Gobierno central con relación a los traspasos de servicios y competencias a la Generalidad». Uno de los informantes afirmó: «Desde el histórico juicio de Nuremberg, todo ciudadano tiene el deber de desobedecer las disposiciones injustas: yo no haré caso de Tarradellas y continuaré informando.»

Las mismas fuentes indicaron que antes de quince días se producirían traspasos, pero que estos estarían limitados a los ya indicados en su día en estas páginas y cuyo carácter microscópico es evidente. No habrá, pues, transferencia alguna en el campo educativo, sanitario, cultural y laboral. Las fuentes indicaron que, además, consideraban imposible que en los próximos quince días pudiera efectuarse la evaluación de los traspasos proyectados, pese a ser mínimos, con lo cual su transferencia no llevaría anexa una evaluación, a efectuar posteriormente, con los riesgos que ello comporta.