En medio de una tensión dramática, Italia recordó ayer su liberación del fascismo
Italia celebró ayer con manifestaciones públicas organizadas por los partidos democráticos y los gremios sindicales, en todas las ciudades del país, el 33 aniversario de la liberación fascista. En las manifestaciones participaron los mayores líderes políticos y sindicales. El presidente de la República, Giovanni Leone, depositó en Roma, ante el llamado Altar de la Patria, una corona de laurel recordando que «en la historia de una nación existen momentos de gran oscuridad», y que para superarlos es necesario «recoger la fe que permitió vencer la barbarie y construir la libertad de Italia».
En todas las manifestaciones se advertía el clima grave y dramático que pesa sobre el país con la amenaza de la condena a muerte de Aldo Moro y las consecuencias que este asesinato puede provocar en la opinión pública.Todas las manifestaciones se realizaron en un clima de calma.
Sólo en Roma, en la plaza de San Giovanni, en una demostración estudiantil, intentó introducirse un grupo de los llamados «autónomos», la parte más vio lenta del movimiento juvenil, provocando un enfrentamiento con la policía. Los jóvenes lanzaron algunas bombas molotov, resultando algunos heridos.
La opinión pública italiana, mientras sigue horrorizada ante la idea de que Moro pueda ser «ejecutado» fríamente, se ha tranquilizado un poco con la decisión del Gobierno y de todas las fuerzas políticas, policiales y de la Magistratura de no ceder a la presión de los brigadistas; aunque lo que la gente de la calle hubiese deseado es una mayor eficiencia de la policía, la cual lo único que ha descubierto hasta el momento, y por casualidad, en la central terrorista de la calle Cassia de Roma, es la certeza de que las Brigadas Rojas tienen cómplices, y muy importantes, en algunos ministerios, sobre todo en los de Gracia y Justicia y del Interior. Lo demuestran las fotocopias encontradas en el piso de los terroristas de documentos secretos de la policía. Hasta se encontró un croquis de una de las cárceles en construcción. En este croquis, los brigadistas habían ya dibujado los puntos donde deberían ser colocadas las bombas para volar el edificio.
Contactos de las BR con el terrorismo alemán
Otra preocupación común de los italianos es la noticia llegada ayer del extranjero, según la cual las Brigadas Rojas, en el secuestro del señor Moro, tuvieron contacto con terroristas alemanes. Ya la mañana del secuestro de Moro, con la eliminación fulminante de los cinco agentes de su escolta, la gente decía por la calle: «Esto no es un crimen a la italiana. Es demasiado perfecto. En Italia es imposible realizar una cosa tan bien hecha.» Aquella mañana fue cuando los italianos tuvieron más miedo. En aquel fin de semana mucha gente se quedó dentro de sus casas. Se temía que algo más grave pudiese aún suceder. Y es que ante el aumento constante de la criminalidad y ante la impotencia de la policía se va creando en el país una especie de fatalismo que se puede resumir en una frase que se escucha con frecuencia: «Un día u otro nos despertaremos con los tanques en la calle.» Precisamente porque los italianos están convencidos de estar gobernados por un Estado «débil» tienen aún más miedo de que este Estado pueda ceder a los chantajes de las BR.
Uno de los mayores sociólogos italianos, Sabino Acquaviva, decano de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Padua, ha resumido en esta frase la actual tragedia italiana: «Una policía borbónica contra una criminalidad tecnológica.» Por su parte, el politólogo Giuseppe Tamburrano, experto en los problemas de la DC, ha declarado a Il Corriere della Sera que en el caso de Moro también los comunistas se han equivocado llamando al secuestro «un ataque al corazón del Estado». Según Tamburrano, esto ha significado aceptar la lógica política de las BR, mientras en Alemania, desde el primer momento, el fenómeno terrorista fue visto sólo como hecho criminal, y como tal combatido.
Pero no todos están de acuerdo con Tamburrano, porque el fenómeno de las BR hay que considerarlo también a la luz de la crisis de la izquierda revolucionaria, que se quedó huérfana cuando el Partido Comunista dejó de ser partido de oposición y se acercó a la DC y al Gobierno. De hecho, la extrema izquierda ha hecho, impunemente, en estos últimos años, un análisis de la DC y del Estado muy parecido al que hoy hacen las BR. Lo único distinto es la nueva lógica de muerte de los terroristas «políticos».
Malestar en el Vaticano
En el Vaticano se advierte un cierto malhumor por la respuesta negativa a la carta autógrafa del Papa a las BR, las cuales no sólo no nombran esta carta en su último comunicado, sino que dan a entender que ciertas llamadas humanitarias pueden esconder una maniobra para defender a la DC. El Papa, ayer, en una audiencia pública a varios miles de peregrinos de Pescara, hizo sólo una alusión indirecta al caso Moro, recordando su «dolorosa ausencia» en este momento.
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