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Los trabajadores de Babcock Wilcox urgen al Gobierno para que evite la quiebra total de la sociedad

El comité de trabajadores de Babcock Wilcox ha insistido por medio de un comunicado hecho público ayer en que la empresa está en situación de quiebra real. Dicha nota manifiesta que los capitales propios de Babcock Wilcox han quedado reducidos a unos doscientos millones de pesetas, en virtud de los 2.800 millones de pérdidas acumulados a lo largo del pasado ejercicio.Este limitado capital está «a punto de agotarse» a juicio de los trabajadores, ya que el volumen diario de pérdida oscila entre los doce y los quince millones de pesetas dato éste que ha sido sin embargo desmentido por la dirección. La nota añade que el balance de la empresa no es de quiebra debido a que en el activo se ha incluido una cuenta de revalorización de los activos industriales por un valor contable que no es real dado que «en el caso hipotético de tener que subastar dichos bienes, no se alcanzaría el valor reflejado en el balance».

Los trabajadores acusan también al Gobierno de no intervenir directamente en la solución del problema.

El marco de negociación impuesto por el Gobierno bajo las directrices de un comité técnico ha sido aceptado por los trabajadores según manifestaciones de éstos. por ser el único que se les ofrecía.

Los trabajadores manifiestan por otra parte que Abril Martorell Rodríguez Sahagún por parte del Gobierno. Y Millán Barbany por parte de Babcock Wilcox tienen va elaborado su propio plan de salvación sin que en el mismo hayan intervenido los tres miembros del comité técnico aceptado por todas las partes implicadas.

Este plan incluye los siguientes puntos: despido definitivo de mil trabajadores renuncia a las inversiones previstas en el nuevo horno de acería «B». y en la nueva línea de fabricación de tubos abandono definitivo de diversas líneas de producción con el consiguiente cierre de talleres y división de la empresa a medio plazo en dos diferentes una de bienes de equipo y otra siderúrgica.

Con este plan entienden sus promotores podrían conseguirse para el año 1980 unos beneficios de ochocientos millones de pesetas a costa de despedir a mil trabajadores que al seguro de desempleo le supondrían unos gastos de similar cuantía. Los trabajadores creen encontrarse ante un manejo y piden al comité técnico que lo denuncie.

Los trabajadores insisten en que ellos va han hecho público su plan de saneamiento que comprende dieciocho puntos y exigen que los otros grupos implicados hagan lo propio, desde los bancos y acreedores hasta el propio Gobierno incluidos los posibles nuevos socios industriales y el consejo de administración. En todo caso los trabajadores manifiestan que consideran innegociables los siguientes puntos: mantenimiento de toda la plantilla unidad patrimonial de Babcock Wilcox y dimisión del señor Millán Barbany y su equipo de gerencia. Junto a ello, exigen para continuar las negociaciones que haya una claridad en la negociación. En apoyo de su postura el comité de empresa anuncia el comienzo de movilizaciones populares para acompañar a varias interpelaciones parlamentarias.

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