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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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Brasil

Los españoles que se van, ahora, se van a Brasil, o sea con la pasta, Brasil, la tierra donde te encontré, donde mi amor te declaré, donde en mis brazo! te estreché, Brasil, así que ni Suiza ni nada, que en Suiza van a controlar ya las cuentas incontrolables, y en Brasil todo es bossa-nova, merecumbé y revival con frutas de Carmen Miranda y los turbantes que se ponía.El primero fue Caetano, claro, cuando lo de Portugal, que le azotaron con la rosa socialista y la espada de Spínola, y se puso el mambo de flores de los turistas apresurados para huir del Bloque Ibérico rubricado en su día por Antonio Oscar Fragoso de Carmona. Y los españoles ricos, siempre aprendiendo de nuestros vecinos pobres, siguieron el camino. Hace bien poco, ese Muntadas Prim, bisnieto del general, que a lomos del caballo de su bisabuelo se ha ido a Brasil con la pastizara de Mariona Rebull, el viudo Ríus y toda la burguesía catalana. Tras él, a uña de caballo y uña de querida, que tiene las uñas lacadas, otros ricos por su casa y por la Casa Civil de Su Excelencia, o sea Franco, de modo que el paraíso terrenal aportuguesado y tiránico de Brasil es ya refugio tórrido y seguro para algunos preclaros españoles que no se fían del calendario político de Suárez, porque detrás vendrá el calendario impositivo de Fernández Ordóñez, que a ver si me acuerdo yo de ir a por los impresos, hombre.

María Celia Forneas y otras niñas quieren saber por qué en mi obra apenas gravitan las nociones de patria, familia y religión, y yo debo contestarles, bien a mi pesar, que la patria, la familia y la religión se las llevan de España periódicamente los españoles desguazados del exilio o los españoles fragantes de la fuga de capitales, o sea que aquí no queda de esas cosas. La patria se la llevó León Felipe, con la canción; la familia se la llevó Pedro Salinas, que tenía muchos hijos, y la religión se la llevan a Brookling y Miami, que es donde anulan matrimonios católicos unos obispos y unos abogados facultados al efecto mediante un millón largo de pesetas.

Unos a Miami a separarse por la Iglesia y otros a Río a retreparse en la hamaca dulce que se bambolea por sobre una pululación miserable y musical de favelas, mientras Orfeo negro se cura las enfermedades venéreas con agua salada de la mar. Tengo que almorzar en Lardhy con Antonio Gala y Fermín Vargas, y les voy a proponer que nos vayamos los tres a Brasil a ver qué pasa, que a Antonio, aquí, ya le han pegado varias veces, y en Madrid peligra nuestro talento, nuestro dinero y nuestra patria, religión y familia. Todo mucho mejor y más a salvo a la sombra del Matto Grosso, donde todo el año es carnaval de Río.

Se ha estrenado en Madrid Las truchas, película premiada en Berlín, donde se demuestra que el pez gordo se come al chico. (Y luego vía a con la pastizara y la plusvalía a Brasil). Me llama María José Prendes para invitarme a un estreno de Strindberg y le propongo que huyamos juntos a Brasil, ella con su voz y yo con mi bufanda. En la presentación de La Calle, la nueva revista de César Alonso de los Ríos, el profesor Tierno me cuenta su reciente viaje a Yugoslavia:

-Es admirable cómo han resuelto allí el concepto de nacionalidad y la convivencia de varias lenguas.

Mientras la izquierda española viaja a los países socialistas para aprender, la derecha viaja a los países tercermundistas para ahorrar. Antes de la guerra, el rico nacional invertía su dinero en bailarinas del Folies de París o en cacerías con el zar de Rusia. Después de la guerra, la nobleza del estraperlo invertía en películas cifesa y trigo argentino negociable. Con el neodesarrollismo tardofranquista descubrieron Suiza como alcancía de Europa y ahora la moda es Brasil (durante unos años lo fue Filipinas). Brasil, efigiado en Carmen Miranda como Francia en la frescachona del gorro, lleva en el turbante bizantino un contrabando de frutas y divisas, lleva el ombligo dorado al aire de otros mares y lleva una confusión de batas, colas, encajes y subdesarrollo que puede esconder bien en su barullo la avaricia y el miedo de muchos patriotas españoles a distancia, cuyo nuevo himno nacional es la samba.

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