Champiñones alucinógenos, protagonistas de un debate legal en Gran Bretaña
Champiñones fritos a voluntad puede ser el próximo título que tipifique la vida de un amplio sector de la vida inglesa. En los años sesenta, Patatas fritas a voluntad, la obra de Arnold Wesker, definió uno de los tópicos de la existencia británica. Acerca de los champiñones no se ha escrito todavía ningún drama, pero los textos de la prensa inglesa permiten pensar que la historia que se va creando alrededor de las setas puede ser fascinante. Al menos es alucinógena. En efecto, las propiedades alucinógenas de los champiñones están haciendo variar en Gran Bretaña la consideración judicial, de las drogas.
Durante los últimos dieciocho meses, según contaba el pasado domingo el semanario británico The Observer, ha habido más de cincuenta personas detenidas por poseer una clase muy común de hongo llamado champiñón psicocybin.En general, los tribunales no hacen caso de las denuncias policiales. Los jueces no quieren interferirse en la libertad que tiene el ciudadano para comer los champiñones que quiera, fritos o al ajillo o simplemente crudos.
En las islas británicas crecen al menos media docena de champiñones con propiedades alucinógenas. Su aspecto francamente inocente, como el de otras drogas de consumo común, ha impedido una tipificación legal cuya ausencia es la que se obliga ahora a los jueces británicos a inhibirse cuando aparecen detenidos por cometer un delito de la naturaleza indicada.
La confusión de los jueces acerca del carácter delictivo de estas drogas es parecida a la que padecen los consumidores, que en ningún momento tratan de ocultar ante la policía los productos naturales que consumen.
Como el "cannabis"
Es posible que ante la reacción judicial y ante la actitud de los consumidores detenidos la policía abandone una persecución que empieza a parecer pintoresca. El último caso cuya persecución se conoce se refiere a Kevin Williams, un joven de veintitrés años que recogía los champiñones en uno de los jardines de su barrio, en la periferia de Londres. La policía fue a su casa en busca de otras drogas más obvias y en su investigación se halló con los champiñones secos que guardaba el señor Williams.Las declaraciones que hizo Kevin Williams tras el arresto son las de un verdadero gourmet. «No sé qué iba buscando la policía y tampoco supieron los agentes qué tenían entre manos cuando se hallaron con los champiñones. A mí me gusta comerlos sobre todo por el efecto que producen. Se pueden comer en estado natural, fritos, a la parrilla, como te apetezcan más. Alguna gente prepara té con esta clase de champiñones. Personalmente, me gustan cuando se preparan en forma de tortillas. Es una cuestión de gustos. El efecto es un poco como el del cannabis: produce un bienestar inconmensurable, una indescriptible sensación de poderío de los sentidos. »
Los arrestos por posesión de champiñones han llegado a producirse en el mismo centro de Londres, en Oxfort Street. La policía detuvo al joven conductor de una furgoneta y halló en uno de sus bolsillos un champiñón forrado en papel plateado, como si llevara consigo otros alucinógenos a los que les conviene este envoltorio. «Si lo lleva envuelto es que sabe que es alucinógeno», parece que dijeron en el juzgado. Pero Londres, como ha observado un especialista en hongos, podría estar lleno de sospechosos que llevan sus hongos envueltos en papeles plateados, porque ha entrado una especie de psicosis entre los que cultivan estos productos por analizarlos y determinar cuáles tienen las propiedades que describía Kevin Williams y cuáles son champiñones simplemente alimenticios.
Difícil control
El tipo de champiñones que parece contener estas propiedades es de color amarilloso y crece especialmente en otoño, en cualquier lugar y con una gran facilidad. Su carácter de droga alternativa, cuya existencia y fórmula de preparación se describe ya en revistas underground, hace muy difícil su control por parte de las autoridades, que sólo tienen en sus mansos la tipificación legal del psilocin, un alucinógeno de características similares al LSD. El psilocin, como recordaba el Observer, el pasado domingo puede ser obtenido por alguien que tenga conocimientos de química orgánica y algunos elementos de laboratorio. «La clave de la disputa legal es si habrá que declarar ilegales o no a los champiñones propiamente dichos.»Un experto que actuó como testigo en el juicio contra una mujer que poseía champiñones del tipo que ha sido descrito demostró ante los jueces que en nueve de cada. diez jardines británicos crecen estos productos naturales. Para advertir dónde se hallan los champiñones que producen efectos alucinógenos habría que emplear a todos los miembros de la policía, que en el Reino Unido vigila la existencia y el tráfico de drogas. Los abuelos que los domingos buscan setas para sus nietos dejarían de practicar esta dedicación inocente por temor a terminar la jornada entre las paredes de una comisaría.
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