¿Qué es la investigación?
«Además de enseñar, la Universidad debe investigar»; «Investigar y formar investigadores constituye hoy una de las funciones esenciales de la Institución universitaria»; «El Estado y la sociedad deben dar a la Universidad recursos suficientes para que en ésta se practique una investigación científicamente decorosa». Me limito a destacar como investigador varios puntos que han sido claramente expuestos por Pedro Laín Entralgo en su artículo sobre Investigación científica y noveles superiores de la enseñanza (EL PAÍS, 14 de febrero).Para cualquier universitario, la Universidad española en general se limita simplemente a una función docente. La labor investigadora queda marginada a las tesis doctorales, que suponen un gran esfuerzo físico y mental para los que la realizan, pero que por falta de medios en la mayor parte de los casos quedan relegadas a ser «mediocres». La Universidad española es decepcionantemente pobre. Precisamente aquí reside el mal de nuestra Universidad. El presupuesto que el Estado concede a la misma resulta más que lamentable. Somos el país de la Europa industrializada que menos ayuda concede a la investigación, ¡de vergüenza! Teniendo en cuenta el que España entrará, en los próximos años, a formar parte de la CEE, que tendremos una mayor relación económica con la Europa del Este, países africanos, asiáticos y América Latina, ¿qué es lo que la Universidad ofrece? Por el momento, simplemente eso, ¡títulos! Ahora bien, ¿qué va a pasar con los titulados? Hasta el momento el Estado se ha desentendido por completo de esos marginados universitarios, quienes al finalizar sus estudios y siguiendo el lema «Sálvese quien pueda» procuraban integrarse en la sociedad española, otros (como yo), siguiendo el camino histórico de tantos españoles, preferían emigrar a mejores tierras y otros muchos quedaban así ¡parados! No es mi intención el destacar aquí los males o enfermedades que padece la Universidad española (que son muchos, aunque quizá el más grave es la falta de asistencia económica), sino llamar la atención a nuestro Congreso de quo en los cimientos de la joven democracia española hay que contar con ¡investigación! y no como palabra, sino como un hecho auténtico. Sin investigación, no hay futuro, ¡y aquí nos duele! Lo que se vende en nuestro país, en su mayor parte, es de procedencia extranjera. ¡Sí, señores diputados!, seamos sinceros y digamos al pueblo español cuántos miles de millones en royalties estamos pagando con el esfuerzo de todos, por una serie de productos que bien pudieran ser manufacturados en España. Este dinero que se nos va, aplicado a este país, serviría para un mayor desarrollo económico, con el consiguiente aumento en la creación de puestos de trabajo. ¿Es que acaso somos peores investigadores que los alemanes, ingleses y americanos, por poner un ejemplo? La respuesta es ¡no!, ni somos mejores ni peores. Lo que ocurre es que la investigación española ha estado siempre olvidada por el Estado.
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