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Grave deterioro del paisaje de las rías bajas gallegas

La especulación está poniendo en grave riesgo uno de los más hermosos paisajes españoles: Ias rías bajas gallegas. Especuladores y corporaciones municipales franquistas, en ocasiones con la complicidad de técnicos, están propiciando una situación que tendrá dificil remedio. Se construyen edificios de veinte plantas en una isla y se hacen previsiones al redactar un plan para un municipio turístico que suponen casi cinco veces el crecimiento más optimista que cabe prever, lo que multiplica innecesariamente las zonas residenciales.

Sin duda, uno de los monumentos al urbanismo antidemocrático, irrespetuoso con el paisaje, está en la isla de Toralla, en la ría de Vigo. Unida a tierra firme por un puente se construyó en ella un enorme edificio de una veintena de plantas y no ha parecido suficiente para obtener rendimiento de los 52.000 metros cuadrados de superficie de la isla. Ahora se intenta levantar otro mastodonte de cemento, de treinta metros de alto y 150 metros de ancho a modo de gran pantalla. Lo más grave es que, legalmente, la razón puede estar de parte de los promotores, por contar con un plan de ordenación aprobado hace años por el Ayuntamiento de Vigo, que la actual Corporación municipal discute ante los tribunales.El de Toralla no es, sin embargo, más que uno entre otros tantos casos, consecuencia, según manifiestan algunos arquitectos, de «la prioridad desmedida que se da a los núcleos urbanos en la ordenación, olvidando el resto del territorio», fenómeno que produce como consecuencia la depreciación del suelo no considerado, -emigración de sus propietarios y acumulación de habitantes en los cascos de población.

Actuaciones especulativas

Los propios ayuntamientos, en muchos de los cuales están fuertemente representados -incluso directamente- intereses de constructores y promotores, favorecen la especulación. Cabría aducir muchos ejemplos, pero el de Sanjenjo, uno de los Municipios turísticos de mayor interés de las rías bajas, es significativo:. el Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG) se opuso en su día a un plan general de ordenación urbana que preveía para determinado horizonte una población de 92.100 habitantes, en tanto los arquitectos estimaban que, como máximo, llegara a 20.011.Esta distorsión, la «evidente desproporción entre-unas necesidades reales y un suelo preparado -señalaban- lleva implícita la zonificación de grandes áreas como residenciales, con posibilidades de construcción sin una demanda efectiva, lo que originará actuaciones esporádicas y puntuales en diversas zonas del territorio, sin posibilidad de coordinación y de programación. Dando así gran facilidad a actuaciones especulativas y coartando el sentido orientativo de las actuaciones urbanísticas que todo planeamiento urbanístico debe llevar implícito».

En las rías bajas en general, la mayor parte de las corporaciones municipales padecen de gigantismo y han favorecido en muchos casos construcciones de siete y ocho plantas -frecuentemente en zonas que no tienen servicios-, desplazando las construcciones típicas y forzando un cambio brutal en el habitat.

Políticos, unas veces sin escrúpulos y otras víctimas del mimetismo, se alían con especuladores o persiguen por caminos distintos los mismos objetivos, hasta conseguir lo que ya han logrado en muchas playas: docenas de construcciones mastodónticas y terrenos que en media docena de años han aumentado su cotización hasta un 400%.

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