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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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Anaïs Nin

Anaïs Nin es el Henry Miller femenino y ahora vuelven los dos a la moda pornointelectual, porque, contra el tópico biempensante de que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer, yo diría que toda gran mujer tiene su doble masculino, y a la inversa, de modo que San Juan de la Cruz no es sino la versión masculina y lírica de Santa Teresa, y Chevalier no es sino la repetición machista y canotier de Mistinguette. Toma ya feminismo.Anaïs Nin anduvo con toda aquella gallofa dorada e infame de cuando París realmente era una fiesta, escribió unos Diarios que son la ardida apoteosis del género e hizo pornografía a dólar el folio, por encargo, porque tenía más sed o menos represiones que sus amantes de la generación perdida, quienes en general se negaron al trato. El libro maldito de Anaïs Nin se llama Delta de Venus y yo lo voy a presentar en Madrid y Barcelona, aunque ella misma lo presenta muy bien en sus Diarios, llegando sin llegar a la melancólica conclusión de Mallarmé, que me lo dijo en una noche de París, mientras nos iluminábamos con una rosa en las tinieblas:

-Mon petit, la carne es triste y he leído todos los libros.

Gonzalo Suárez, que sabe que la carne es triste nos regala en su Reina Zanahoria, estrenada anoche con éxito, el strip-tease de Marilina Ross con armadura medieval, y de este strip sólo vemos las piezas sueltas de la armadura. Ya Jaime de Armiñán hizo algo parecido con Irán Eory -me parece que era Irán Eory- en Historias de la frivolidad, pero lo que no había hecho nadie -hallazgo genial- era radiarnos Hamlet como un partido de fútbol, por una radio art-nouveau, y ese gag de Gonzalo me hizo abrazarle en la butaca del cine.

Como la carne es triste, y libros hemos leído más bien pocos, los españoles, el corolario de Anaïs (con esos dos puntitos sobre la i de su nombre, como sus dos senos alegres y sueltos) nos va a venir a punto: es más o menos el de Candy, ahora desnuda también en nuestros cines: la carne, además de triste, da risa.

No da risa la lencería inexistente que nunca se pone Ada, la Ada de Nabakov, en Ada o el ardor, ni da risa el amor de Aleixandre (ahora biografiado magistralmente por Leopoldo de Luis), cuando nos lo anuncia con un pájaro de papel en el pecho, pero sí que dan risa y pena las sucesivas olas de pornohorterismo que nos invaden aquí en España, porque ya se lo decía Anaïs a su mecenas maniático y lúbrico:

-Mire usted que el sexo sin imaginación no es nada. Déjeme hacer literatura.

Y Rosa Montero, que algo sabe de eso, acaba de decir en Hombre, la revista de Picatoste, que el amor es un asunto de la cabeza. A pesar de su millonario con polainas biancas, Anáis tiene arranques tan espléndidos como esa precios, coqueta -y virginal- a la que su enamorad, sorprende pintándose una boca, con carmín, al donde la boca no debiera estar, enarcada 1 pierna como las isabelonas castizas d Valle-Inclán.

Yo mismo quiero escribir un libro de eroti: mo, Los amores diurnos, donde el erotismo ( cosa mentale, más que «vaginale». Manuel Alvar, académico, me invita a hablar en la Un versidad, con permiso de Ruiz Elvira, y allí ri -gustaría completar un poco estas ideas, más li muchas enseñanzas que sobre el tema me da r amigo el gran doctor Fernández-López. Tien me decía la otra tarde que el erotisnio, para él, volumen, o sea matemática, geometría. (Y i habló un día de los senos de alguna famosuel, Blanco-Amor me imagina -flanqueado ( volúmenes o muslos femeninos y Anton Asensio, de Interviu, me confirma que el desn do ya no vende tanto. Jacques de Bruyne,

Bélgica, se interesa por mi idea del erotisrr Tola Horcajo quiere que comentemos juntos los Senos de Ramón, Tex me caricaturízapensan sólo en eso y tengo que decir que la lucha conmovedora de Analis contra su capitalistas, en turbuients-I'wenties parisinos, es la lucha eter de la. mujer contra el hombre por persuadirle que el sexo, más que una rnecánica, es u mística y uria lírica: A alga-,no5,ya nos van c< vencie00.-

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