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"Nuestro mayor error fue creernos en posesión de la verdad absoluta"

«Nosotros somos los aliados naturales del eurocomunismo», afirma Jiri Pelikan, el más destacado de los 1.800 periodistas checoslovacos depurados por el régimen impuesto en agosto de 1968 por los tanques soviéticos. Jiri Pelikan fue, entre 1963 y septiembre de 1968, director de la TV checoslovaca. Ahora acaba de permanecer unos días en Barcelona invitado por el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) con el fin de participar en el coloquio Televisión y democracia, organizado por los comunistas catalanes.

Después de la invasión rusa de 1968, Pelikan fue designado consejero cultural de la embajada de Checoslovaquia en Roma. Allí protestó contra la situación en su país, lo cual le valió ser expulsado del Parlamento federal del Partido Comunista, al que pertenecía -al que se había adherido en 1939, a los dieciséis años de edad- y privado de su nacionalidad. Actualmente reside en Roma, donde dirige la revista Listy (Hoja), definida como órgano de la oposición socialista checoslovaca.Jiri Pelikan continúa siendo, a sus 55 años, un luchador. Militante de la resistencia antinazi, hecho que le valió ser encarcelado, fue hasta 1963 presidente de la Unión Internacional de Estudiantes. Ya en el exilio, en febrero de 1975, fue víctima de un atentado cuya paternidad atribuye a los servicios especiales de su país.

«El mayor error de nuestra generación -afirma Pelikan- es el haber creído que habíamos hallado la verdad absoluta. Creíamos que esta verdad absoluta resolvería todos los problemas. Era una postura casi religiosa. En la resistencia y en la clandestinidad, la intolerancia es en cierta manera normal, pero es una pésima compañera en la vida democrática.»

Jiri Pelikan expone cómo y de qué manera encontró los valores de la democracia pluralista.

«Hallamos los valores universales de la democracia después de ver en mi país la répresión de los .no comunistas que fue seguida por la represión contra los propios comunistas. Ello me llevó a mí y a otros a adoptar una actitud crítica con relación a todas las verdades, así como a tener un vivo sentimiento de solidaridad con los que luchan por la libertad: incluso desde convicciones diferentes de las propias. Ahora nuestro gran objetivo es la democracia. Desgraciadamente, en este momento histórico, la crisis económica y las tensiones de todo orden, como por ejemplo el terrorismo, inducen a muchos a pensar en soluciones autoritarias. Pero pese a todo ello creo que hay que defender a la democracia como la mejor forma de organización política. »

Jiri Pelikan es «optimista, a largo plazo». Cree que el dominio soviético sobre los países del Este de Europa puede llegar, un día, a su fin.

«Hemos aprendido mucho de nuestros fracasos. Creemos que si los movimientos de oposición in crementan en varios países -especialmente en Polonia- la URSS puede ser obligada a evolucionar. Un movimiento como el nuestro de la Primavera de' Praga no puede triunfar en un solo país. Sería entonces cuando podría, incluso en Checoslovaquia, permitir el retorno al poder Europa del Este, en el sentido que la URSS podría permitir que tomaran el poder personalidades populares a cambio de garantías para su seguridad militar. Ello podría incluso en Checoslovaquia permitir el retorno al poder de Dubcek. No creo que esto sea utópico. Si España y Portugal gozan ahora del derecho a constauir una sociedad democrática después de años de dictadura, ¿por qué no debe poder sucedernos lo mismo a nosotros?»

Nuestro interlocutor fue pieza clave de la liberalización llevada a cabo por Alexander Dubcek. Le correspondió el convertir una TV al servicio de una dictadura en una TV al servicio de la participación popular. Ello lo llevó a cabo con la incorporación directa a los diferentes programas de organizaciones cívicas, las cuales participaban en la crítica y la gestación de las diversas emisiones.

«La TV -afirma Pelikan- puede jugar un papel esencial en el desarrollo de la democracia, siempre y cuando permita un diálogo entre los ciudadanos y el poder. Es necesario que la información emitida sea de contenido pluralista, que excite a pensar de una manera crítica. Respecto a la TV privada creo que en ñurnerosos países es ya un hecho que no se puede liquidar más. Lo que debe hacerse con la TV privada es regularla, de manera que sea un complemento de la TV pública. Este tipo de TV puede incluso establecer una cierta competencia con la TV pública, con la finalidad de elevar su nivel cultural. Pero, en cualquier caso, debe considerarse a la TV como propiedad de la sociedad, cuyos órganos deben ocuparse de la misma.

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