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El Gobierno italiano adopta nuevas medidas antiterroristas

El Gobierno italiano decidió anoche establecer nuevas medidas legales para combatir el terrorismo como consecuencia del secuestro del presidente de la DC italiana, Aldo Moro, de cuyo paradero se continúa sin saber nada en concreto.

La decisión del Consejo de Ministros italiano prevé la imposición de penas máximas para los condenados como autores materiales de secuestros. Estas penas quedaron aumentadas de ocho años de prisión a treinta años y cadena perpetua en el caso de que el secuestro termine con el asesinato de la víctima.Mientras tanto, la tensión moral y emotiva de los primeros días, tras el secuestro del presidente de la DC italiana, ha cedido el puesto a la resignación y desorientación ante los rumores y noticias que luego se revelan falsaso no suficientemente confrontadas, sobre el paradero del político italiano. La búsqueda policial continúa sin grandes novedades.

Pero la prensa italiana ha hecho del caso Moro un «terna de conciencia». Se preguntan si es lícito dar a la publicidad los comunicados de las Brigadas Rojas, cuyos textos están siendo analizados en detalle.

Por otro lado, en el juicio de Turín, los procesados gritaron ayer a los jueces que el verdadero proceso se lo están efectuando ellos a Moro, en nombre del proletariado. Renato Curcio, el líder fundador, precisó que las Brigadas Rojas existen dentro y fuera de la cárcel.

Acaso por primera vez, gran parte de los italianos ha tomado conciencia de que las Brigadas son una organización eficaz, más-radical de lo que se creía y que está dando un jaque mate demasiado largo al Estado, que cuenta con hombres y medios superiores. El Estado procede con calma y reserva, sin descuidar las posibles pistas internacionales del terrorismo. De Inglaterra han venido dos policías especialistas en la lucha contra el terrorismo que ya habían adiestrado a los cabezas de cuero alemanes. Mientras el Gobierno ha adoptado medidas urgentes para facilitar las pesquisas, de día en día se hace el balance de los datos seguros acertados.

El mensaje fue escrito con una IBM eléctrica que vale de 70 a 80.000 pesetas. La foto de Moro fue sacada con una Polaroid en blanco y negro. La familia, que ha pedido públicamente que no se difundan noticias falsas sobre la presunta enfermedad de Moro, no reconoce la camisa que el prisionero lleva en la foto.

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Más detalles sobre el secuestro

Es casi seguro que fueron empleados seis automóviles en el secuestro. Sigue siendo un enigma que uno de los coches haya sido encontrado por la policía sólo el sábado por la noche, después que había inspeccionado minuciosamente mucho antes la calle en que estaba. Falta por encontrar el coche más importante en el que Moro fue trasladado a la «cárcel del pueblo». Es probable que se trate de una furgoneta camuflada como de la sociedad de las aguas municipal.Para escapar a los controles y tener paso libre, los terroristas habrían usado sirenas del tipo empleado por la policía. Se ha averiguado que los ochenta cartuchos encontrados en el lugar del atentado fueron disparados por dos metralletas. No se sabe nada seguro sobre el tipo de arma empleado. Las manchas de sangre encontradas en uno de los coches abandonados no resultan, tras el análisis, ser de Moro. Se confirma así que uno de los terroristas pudo resultar herido.

Proliferan, sin embargo, las noticias y alarmas falsas. Se ha dicho que la Magistratura y los servicios de seguridad dispondrían de indicios según los cuales iba a ser secuestrado el líder comunista Enrico Berlinguer en vez de Moro. El Partido Comunista ha acogido con escepticismo dicho rumor. Se nota que Berlinguer viaja desde hace tiempo en coche blindado y con una doble escolta, la facilitada por el partido y por el Ministerio del Interior.

Gianfranco Moreno, el empleado de banco sin antecedentes penales detenido en días anteriores, ha sido puesto en libertad. Las sóspechas sobre él carecían de fundamento. Unas sesenta octavillas de las Brigadas Rojas, reproduciendo el mensaje distribuido con la foto de Moro, han sido distribuidas en algunas casas de Roma y en los establecimientos de la FIAT en Turín. Hay quien sostiene que en las plantas de la gran fábrica de Turín las Brigadas Rojas cuentan con unos doscientos o trescientos simpatizantes.

En Milán, mientras tanto, están agitados los ambientes de la extrema izquierda por el asesinato de los jóvenes Fausto Tinelli y Lorenzo Jannucci. Los jóvenes de Lucha Continua, del Comité Antifascista y de otros colectivos de Autonomía Estudiantil han denunciado el hecho como un crimen político. La policía, sin embargo, cree que se trata de una venganza de los vendedores de droga, pues losjóvenes asesinados, partidarios de la droga ligera, se disponían a publicar un Libro bianco sobre el mundo de la droga en la gran metrópoli lombarda.

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