Los emigrantes polacos encuentran en su país un mayor rendimiento a sus ahorros
Los polacos dicen con orgullo que «la segunda ciudad de Polonia en número de habitantes es Chicago». Esto refleja una de las particularidades más notables de su país. Fuera de él se hallan establecidos unos diez millones de ciudadanos o de hijos de éstos, es decir, una tercera parte de los habitantes que cuenta en la actualidad Polonia. entrevistó en Varsovia al encargado de las relaciones con los emigrantes polacos.
Los emigrados se han convertido, gracias al sentimiento nacional que caracteriza a los polacos y a su universalidad tradicional, en una base primordial de la economía de Varsovia. El Gobierno polaco, cuyo principal problema es el de fomentar las inversiones exteriores, inició en 1976 un amplio programa para estimular la entrada de dinero, partiendo, en primer lugar, de las posibilidades de los «parientes ricos» de América o Australia. Hace cuatro años se creó una comisión interministerial integrada por subsecretarios para resolver los problemas que se planteasen a nivel de relaciones con el exterior en los sectores de turismo, inversiones, deportes, asistencia social, estudios, etcétera. El presidente de esta comisión, Wieslaw Adamski, que ha accedido a una conversación con EL PAÍS, es, en realidad, un super ministro encargado de transmitir a todos los departamentos del Gobierno aquellas directrices que más contribuyan a mejorar las relaciones de su país con el exterior, empezando por los emigrados polacos.EL PAÍS: ¿En qué medida es posible para un polaco del exterior el envío a su patria de origen de una suma de dinero sin control estatal?
Wieslaw Adamski: No hay datos precisos en cuanto a volumen de ingresos, precisamente porque el Estado no lo controla. En cuanto al destino de los envíos exteriores, el receptor puede dedicar este dinero a lo que quiera: la mayoría de cuantos tienen aquí una cuenta en dólares dedica este fondo a la compra de casa, tierra y coche.
EL PAÍS: ¿Qué papel desempeñan los emigrados respecto de la expansión comercial de su país de origen?
W. A.: Una parte fundamental de nuestros envíos transcurre a través de empresas de polacos emigrantes. Sin embargo, estas relaciones, que al principio de la etapa socialista de nuestro país no eran fluidas, se orientan ahora hacia fórmulas nuevas, de modo que mejorarán la vinculación entre Estado polaco y familias polacas emigradas.
EL PAÍS: ¿Hasta qué punto los emigrantes son una fuente importante de ingreso de divisas?
W. A.: Con motivo del milenario de Polonia, nuestros emigrantes se comprometieron a costear con su dinero mil escuelas, una por cada año de historia de nuestro país. La mayoría en las regiones de procedencia, otro ejemplo simbólico es la recogida de fondos que han organizado para levantar un monumento a los 2.700.000 niños polacos muertos durante la segunda guerra mundial. Este monumento será muy particular. Se trata de un hospital pediátrico para el que hasta ahora los emigrantes han entregado trece millones de dólares. Los polacos residentes en su patria han añadido por su parte 13.000 millones de zlotys. El palacio real de Varsovia se está reconstruyendo fundamentalmente con dinero que envían los emigrantes. Estos han organizado también sociedades para buscar, comprar y enviar a Polonia obras de arte que se nos arrebataron durante la guerra y que luego se distribuyeron por todo el mundo. En cuanto a otras actividades, gracias a que los emigrados se encargaron hace años de financiar a los equipos polacos fue posible participar en competiciones en el extranjero. Actualmente existen comités en el exterior que trabajan junto con el comité olímpico polaco, del que soy vicepresidente.
EL PAÍS: Según dicen los polacos, su país es «el más capitalista de los países socialistas y el más socialista de los capitalistas». ¿Significa esto que inician una etapa nueva en materia de capitalización?
W. A.: En 1976 hemos comenzado un nuevo camino. Hemos planificado mejor nuestros contactos con el exterior a estos efectos. Por una ley del 14 de mayo de 1976 se fomenta la inversión del capital polaco exterior en proyectos que realizamos aquí. Los emigrados organizan a estos efectos cooperativas y sociedades para ponerse en comunicación con nuestro Gobierno. Estas cooperativas podrán establecerse incluso en terceros países y podrán contar con carácter representativo del Estado polaco si así lo desean sus integrantes. Hasta ahora hay nueve asociaciones polacas en el exterior de acuerdo con lo que pretende esta ley. 1978 será el año definitivo para impulsar esta experiencia, tras el rodaje del año anterior.
EL PAÍS: ¿Tiene Polonia un plan turístico?
W. A.: No hace muchos meses el Gobierno ha pedido a los emigrados que nos ofrezcan sus experiencias en esta materia, sobre todo en relación con la infraestructura. Confiamos en que, sin llegar al nivel de España, porque la naturaleza no nos dotó igual que a ustedes, conseguiremos dentro de poco tiempo atraer cada año a un millón y medio de polacos residentes en el exterior. Aparte de ellos, y una vez tengamos mejores instalaciones hoteleras, creo que aumentará sensiblemente el número de turistas de otras nacionalidades. El pasado año llegaron unos 500.000 turistas de países con los que no tenemos aún acuerdo sobre anulación de la obligatoriedad de visado. La cifra de no contabilizados, procedentes de los países que no precisan de este trámite es muy superior.
EL PAÍS: ¿Qué ocurre en la Polonia socialista cuando alguien residente en el exterior hereda los bienes de un familiar del interior?
W. A.: Conozco la existencia de mil casos así, y no existe problema alguno. El beneficiario puede optar entre exportar el capital obtenido por la venta de los bienes o por mantener la titularidad de éstos. Aquí mismo, en la Asociación Polonia, tenemos un servicio de orientación sobre estos asuntos.
EL PAÍS: ¿Es amplio el fenómeno de la repatriación?
W. A.: Indudablemente. Cuando un polaco residente en el exterior cuenta con una pequeña fortuna tras años de trabajo en América, por ejemplo, regresa a su patria de origen, porque aquí puede encontrar un mayor rendimiento a sus ahorros.
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