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Debate en la Comisión de Exteriores del Congreso

Martín Gamero: "Los acuerdos de Madrid fueron consecuencia de una testarudez ante la evidencia"

Para el entonces embajador en Rabat Adolfo Martín Gamero, que ayer intervino en segundo lugar ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, los acuerdos de Madrid de noviembre de 1975 fueron la inevitable consecuencia de un largo pasado de incomprensiones.

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«Pero, en realidad -dijo el diplomático español-, lo que hizo fue que se desvaneciera el sueño de un Estado saharaui independiente, para mí un invento de un período ya superado. Aquel proyecto de un Estado saharatá independiente sólo se justificaba como forma de ir tirando sin marcharse del Sahara, y si no recordemos las constantes declaraciones de entonces de que se haría el referéndum cuando los saharauis quisieran, teniendo, por supuesto, buen cuidado de que éstos no quisieran.»El señor Martín Gamero, que en todo momento dijo que se limitó a cumplir las órdenes del Gobierno español, desveló que aunque las fuerzas militares españolas del Sahara estaban en condiciones de disuadir a los marroquíes en marcha, él, tuvo la evidencia, desde hacía bastante tiempo, de que los mandos militares españoles con los que tuvo relación -y en especial con los del Alto Estado Mayor- propugnaban la solución negociada y querían evitar la acción violenta.

La tesis de Martín Gamero fue que, pese a la incoherencia de algunas acciones españolas, los acuerdos de Madrid fueron el mal menor.

El ex ministro de Información del primer Gobierno de la Monarquía, que dijo que desde Rabat se veía que la inoperancia de la ONU resultaba total, desveló las negociaciones secretas entre los dos Gobiernos (de las que él fue transmisor) en los días críticos que antecedieron y siguieron a la entrada de la marcha vèrde en el territorio saharaui.

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El viaje de Solís

Según su exposición, tras el anuncio de la marcha verde por Hassan II, el inesperado viaje de Solís a Marrakech contribuyó a aliviar la tensión en la zona, y gracias al mismo fue posible que el entonces mínistro de la Presidencia, Carro Martinez, y el de Asuntos Exteriores marroquí, señor Laraki, llegasen a un acuerdo tácito para que las Fuerzas Armadas españolas desmilitarizasen diez kilómetros del norte del Sahara, con el fin de que la marcha verde pudiese entrar durante 48 horas en el territorio y luego lo abandonase.

Al mismo tiempo informó que Marruecos -que días después rompió el acuerdo citado- nunca aceptó el plan Waldheim, y atribuyó el fracaso de la negociación Rabat-Madrid al viaje del secretario general de la ONU por las capitales de los países afectados y especialmente a las coacciones de Argelia.

Sobre las horas de tensión vividas en Marruecos en aquellos días y especialmente en el Sahara cuando la marcha verde penetró en este territorio, Martín Gamero informo; de las difíciles pégociaciones entre los dos Gobiernos, toda vez que Marruecos estaba dispuesto a continuar hacia El Aaiun si no había nuevos elementos que permitiesen la negociación.

Marruecos propuso en el mismo día que entró la marcha verde en el Sahara la mediación de un pais amigo común, y en concreto dio los nombres de Jordania, Arabia Saudita y Francia.

La respuesta española fue que Marruecos habla incumplido el acuerdo tácito de Madrid y que España seguía dispuesta a cualquier tipo de negociaciones, pero no bajo la intimidación de la marcha verde.

Hassan se aviene a negociar

Según Martín Gamero, con la marcha dentro del territorio, el rey Hassan se avino a negociar y exigió que en esta ocasión fuese una delegación oficial española la que visitase Marruecos. Así se hizo, siguió el diplomático español, y el 8 de noviembre (dos días después del inicio de la marcha) Carro Martínez se entrevistó varias veces en Agadir con Hassan II. Al día siguiente éste anunció el final y la retrocesión de la marcha. Tres días después se iniciaban las negociaciones que culminaron en los acuerdos de Madrid.

En su parlamento, el entonces embajador en Rabat puso cierto énfasis en el hecho de que los servicios de información españoles, y concretamente los de la embajada española, tuvieron informados en todo momento de los preparativos de la marcha verde, cuya primera noticia la tuvieron con unas declaraciones del monarca alauita a una emisora francesa el 28 de abril de 1975.

En sus respuestas a los grupos parlamentarios de la Comisión, Martín Gamero fue especialmente escueto, y a la mayor parte de las preguntas afirmó desconocer el tema, ya que era competencia del Gobierno español, y él como embajador se limitaba a cumplir las órdenes del Ministerio de Asuntos Exteriores español.

Algunas de ellas, en síntesis, fueron: «En ningún momento el Gobierno marroquí habló de ultimátum, aunque por lo que les he contado aquí se podría deducir ese concepto.»

«Yo he ignorado hasta el día de hoy, en que me he enterado por el embajador De Piniés, que el entonces presidente del Gobierno es pañol, Carlos Arias, pudo haber dado luz verde al plan Waldheim el mismo día en que la marcha verde entró en el Sahara.»

«Es ajeno a mí que el Gobierno español pudiera haber aceptado chantajes del Gobierno marroquí, aunque personalmente creo que no los aceptó.» «Creo que es muy difícil que se pueda repetir una operación parecida a la del Sahara por lo que respecta a los territorios españoles de Ceuta y Melilla, o lo que los canarios llaman una marcha azul sobre Canarias por parte de Marruecos. Las condiciones hoy son completamente distintas.»

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