Un comando moluqueño secuestra 72 personas en Holanda
Los observadores políticos de La Haya, donde el Gobierno holandés ha montado un comité de crisis, estiman que el nuevo golpe de los nacionalistas moluqueños puede acabar en una tragedia. Su sospecha está basada en los preparativos que el Gobierno holandés estaría realizando para acabar con el incidente de una manera directa, muy similar a la que permitió, hace nueve meses, la puesta en libertad de los pasajeros de un tren que había sido secuestrado de forma similar por otro comando moluqués.
Un comando surmoluqueño secuestró ayer a 72 personas en la ciudad holandesa de Assen, al norte del país, después de hacerse fuerte, a mano armada, dentro del edificio del Gobierno provincial de Drenthe.
En el tercer acto violento de este tipo que protagonizan los nacionalistas moluqueños residentes en Holanda en los últimos nueve meses, el comando exigió, a cambio de la libertad de sus rehenes, la salida de la cárcel de cuatro de sus compañeros en prision y la cesión de un avión para su huida del país.
A última hora de ayer, la radio holandesa informó que los secuestradores habían dado un ultimátum al Gobierno holandés hasta las dos de la tarde de hoy, hora local, para que se cumplan sus demandas.
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El Gobierno holandés prepara una acción inmediata contra los secuestradores
A las diez de la mañana del lunes un grupo de seis surmoluqueños, armados con metralletas, entró en el edificio amparándose en unas veinte personas como rehenes. Varias decenas de funcionarios y visitantes lograron escapar por el jardín o saltando por las ventanas, entre ellos la gobernadora de la provincia, señora Schildhuis, que constituía el objetivo principal de los terroristas.La policía acordonó inmediatamente todo el barrio, mientras el Gobierno de coalición democristiano liberal, presidido por Andreas Van Agt, decidió montar un comité de crisis en La Haya.
Según un portavoz del Ministerio holandés de Justicia, los surmoluqueños exigieron la liberación de otros activistas, actualmente encarcelados por haber participado en anteriores secuestros, y un avión para abandonar el país.
A la una de la tarde los activistas surmoluqueños liberaron una persona de su misma raza. Por el contrario, dispararon contra una ambulancia que se dirigía hacia los alrededores del edificio para recoger a varios heridos, víctimas de caídas desde las ventanas o de balas.
Los nuevos acontecimientos ocurren nueve meses después del doble secuestro de un tren y una escuela, también de la región de Assen, por parte de otro comando surmoluqueño. Este ataque duró diecinueve días y terminó con una intervención de los comandos de la Marina y la Aviación holandesas, que liberaron a los rehenes del tren, con un resultado de seis surmoluqueños y dos pasajeros muertos.
En diciembre de 1975 los surmoluqueños habían secuestrado otro tren en Beilén y varias personas en el consulado de Indonesia en Amsterdam.
El origen político de estas acciones violentas nace a raíz de la reivindicación de los grupos de jóvenes surmoluqueños de la independencia de las islas Molucas del Sur.
Después de los secuestros de mayo-junio del pasado año, el Gobierno holandés decidió la creación de un comité para estudiar las peticiones de la nueva generación de hijos de surmoluqueños que combatieron en el ejército holandés.
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