_
_
_
_
Pleno del Congreso

Primera derrota parlamentaria del Gobierno Suárez

En ausencia, políticamente injustificada, aunque humanamente explicable, del autor de la reciente crisis de Gobierno, Adolfo Suárez, la remodelación ministerial fue sometida ayer en el Pleno del Congreso a debate parlamentario. Al margen de la resolución final que se adoptó -y en la que, por primera vez, fue derrotado el Gobierno, por 159 votos a favor, cuatro en contra y 134 abstenciones (las de UCD) revistieron gran interés las intervenciones de los principales líderes políticos, precedidas por la del vicepresidente segundo del Gobierno y flamante ministro de Economía, Fernando Abril, hombre fuerte del Gabinete, y cuya actuación fue calificada por muchos diputados como modelo de mediocridad parlamentaria.Antes de iniciarse el Pleno, la expectación por la presencia de los ministros que estrenaban banco azul fue oscurecida por las negociaciones parlamentarias al más alto nivel, que dieron como resultado el pacto previo para que el debate se produjera. Tras recoger el consenso de los Felipe González, Pérez Llorca. Carrillo, Fraga y otros líderes, el presidente del Congreso, Fernando Alvarez de Miranda, inició la sesión con la lectura, por un secretario, de la comunicación gubernamental sobre el cambio ministerial producido. Terminada ésta, el señor Alvarez de Miranda dio pie al debate que a continuación resumimos, mediante esta inocente y pactada pregunta: «¿Quiere el representante del Gobierno hacer alguna ampliación a esta notificación?».

Más información
Los delitos contra el Movimiento Nacional desaparecen del Código Penal
Pérez Llorca: "Ha sido una emboscada"

Fernando Abril (vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía). La dimisión de Fuentes Quintana se produjo por las razones que él habrá considerado convenientes. En todo caso, la política del nuevo Gobierno será exactamente la misma del anterior, porque la carga de ilusión sigue intacta para el nuevo Gobierno con la incorporación de los nuevos ministros.

Vamos a cumplir escrupulosamente los pactos de la Moncloa, base de la política que el Gobierno viene aplicando en los últimos meses, partiendo de este hecho singular: ser el desarrollo de unos acuerdos a los que se llegó con los distintos partidos políticos con representación parlamentaria, hecho nuevo en nuestra historia económica y en la política económica comparada.

La aplicación de los acuerdos debe continuar el programa de saneamiento y reforma económica, centrado en tres grandes actuaciones: paliar al máximo los efectos negativos previstos en el programa y que han actuado sobre el nivel de actividad y las cifras de paro; actuar sobre sectores que deben reestructurarse con la participación de los sectores afectados y de la Administración Pública, y realizar las reformas comprometidas en lbs acuerdos de la Moncloa.

Por primera vez en su historia, España cuenta con un programa democráticamente aprobado que está por encima de personalismos de toda clase, que obligan a una tarea diaria y exigente al Gobierno y a cada uno de los miembros que lo componen. Porque es frente a los españoles que estaban detrás de los firmantes de los acuerdos de la Moncloa, frente a los que hemos comprometidos una política de la que no nos debe desviar ningún cambio personal. Esa política económica, fruto del pacto, no consiente frivolidades ni desviaciones personales de quienes componen el Gobierno, ni tampoco admite denuncias precipitadas carentes de fundamento real.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La política económica definida en los acuerdos de la Moncloa merece de todos, Gobierno y Oposición, el respeto que se deriva de su fundamental propósito: apoyar la construcción de una democracia estable que haga a los españoles dueños de su destino.

(El discurso del señor Abril fue acogido por la Cámara, en la que todavía se recordaban los aplausos a Víctor Moro en un reciente Pleno, con un sobrecogedor silencio.) Santiago Carrillo (PCE). Siento la necesidad de felicitar al vicepresidente del Gobierno, que ha intervenido casi como primer ministro. También quiero felicitar al ministro de Industria, que desde aquellos mítines en que, como empresario, se ensañaba con el Gobierno, ha logrado ahora un puesto en él. Está claro que el señor Suárez ha sido sensible y ha estado atento a los empresarios.

Desearía también dar el pésame al señor Jiménez de Parga, al que ahora veo fuera del banco azul, en su escaño (el aludido sonríe ostensiblemente). Observo que ahora se anima y sonríe. En ese caso añado mi felicitación a mi pésame.

Los comunistas aceptamos el derecho del presidente del Gobierno a cambiar de ministros. Pero, mientras se incorporan empresarios, observamos cómo no hay un solo representante de los trabajadores en el Gobierno, aunque se les pida sacrificios para salir de la situación económica, En todo caso los comunistas mantendremos la misma actitud que hasta aquí. Seguiremos siendo oposición, constructiva, aunque expresemos ahora nuestro profundo escepticismo ante este Gobierno, que como el anterior, no es apto para solucionar la situación política.

Porque, a pesar de lo dicho por el señor Abril, los pactos de la Moncloa no se cumplen plenamente.

Entre otras cosas no se ha cumplido el compromiso del Estado de hacerse cargo del 50 % de los gastos de la Seguridad Social. No hay atisbo del establecimiento de un código de los derechos de los trabajadores. Estamos dispuestos, a pesar de todo, a mantener y defender los acuerdos de la Moncloa, pero exigiendo no sólo ser aplicados, sino desarrollados. Hasta ahora, quien únicamente desarrollaba tales acuerdos es el Gobierno de la UCD. No existe mecanismo para que las fuerzas que acordamos el pacto participemos en su desarrollo, y tampoco en el Parlamento se nos acepta cada vez que hemos querido intervenir. El Gobierno, con su mayoría minoritaria, lo ha impedido.

No basta con que el Gobierno se comprometa a aplicar los acuerdos, es preciso un sistema que nos permita participar a todos en su desarrollo. Sin ello no puede llamarse política de unión nacional ni de consenso nacional. Si no en el Gobierno, en el parlamento son necesarios mecanismos para que el Gobierno no nos la imponga con sus votos.

Además, la situación intemacional -de la que el señor Abril no ha hablado, tal vez por entender que es una cuestión obvia y que se encuentra en el ánimo de todos- es muy difícil. Detrás del acuerdo de la OUA sobre la soberanía de Canarias, creo que existe un aprovechamiento de determinados intereses internacionales para asentarse en Canarias aprovechando la debilidad del Gobierno. Estamos padeciendo las consecuencias del tratado pesquero hispano-marroquí.

Es necesaria una política de concentración o de consenso, que ha de hacerse por consenso. En esta misma ciudad, junto a actos de violencia de una sedicente izquierda, de los que yo no culpo al Gobierno, se producen desfiles paramilitares de carácter fascista que detienen la circulación e imponen su ley y no se hace nada para impedirlo.

La inflexión a la derecha la hizo el anterior Gobierno, y éste hará la misma política. En este país los empresarios votan, pero también los trabajadores. Yo advierto al UCD, a la que votó mucha gente modesta, que tenga cuidado, no vaya a, por buscar los votos de los empresarios, perder los de los trabajadores, que son más.

Manuel Jiménez de Parga (por alusiones). El diputado Santiago Carrillo ha afirmado que yo me encontraba triste en mi escaño. Esta es una apreciación subjetiva, pero yo ya he dicho que en la vida democrática tenemos que demostrar el talante cívico y de convivencia no al entrar, sino al salir de un cargo. Después del 15 de junio hemos de demostrar que el pluralismo democrático consiste en esto,

(Pasa a la página 11)

(Viene de la página 10)

que no es normal en fuerzas políticas que consideran enemigos a los que no piensan como ellos y que ofrecen caracteres totalitarios. (Carrillo dice algo ininteligible desde su escaño, pero sus palabras son apagadas por un aplauso intenso de los diputados de UCD.)

Santiago Carrillo (moviendo el dedo índice paternalmente desde su escaño). El señor Jiménez de Parga no sólo ha perdido el Ministerio, sino también el sentido del humor. Felipe González (PSOE). Nosotros entendemos que era necesario explicar la política económica interior e internacional del nuevo Gobierno. Lamento la ausencia de su presidente y de alguno de los nuevos ministros (pocos minutos después, el único de los cuatro que faltaba en el banco azul, el señor Lamo, ocupó su sitio). El Gobierno no tenía prevista esta explicación, porque creía que bastaba la nota hecha pública.

Por lo que ha dicho el señor Abril, el Gobierno va a seguir haciendo la misma política. En ese caso, es incomprensible que se remodele. El Gobierno ha incumplido la normativa, al no comunicar el nombramiento de los nuevos ministros, sino el hecho consumado del juramento.

Seguimos sin saber qué va a hacer el Gobierno. No tenemos elementos de juicio. Reitero al Gobierno no sólo la necesidad de reafirmar la política de la Moncloa, sino la de concretar qué va a hacer, y establecer un cierto calendario. La definición del programa será la mejor manera de definir el espacio político de UCD, que ha resuelto la crisis, cuando en otros países democráticos se tarda un mes en hacerlo, mágicamente, en seis horas. Necesitamos conocer el trasfondo de esta crisis y que se exponga aquí transparentemente la política del Gobierno.

Joan Reventós (Socialistas de Cataluña). Creemos que el vicepresidente del Gobierno se ha limitado a evocar los pactos de la Moncloa, que consideramos no cumplidos. El incumplimiento, por ejemplo, de la unidad de jurisdicciones, ha provocado situaciones graves en Cataluña.

Deseamos que el Gobierno cumpla tales acuerdos, y nosotros lo pedimos, haciendo una recomendación: que no se deje llevar por la tentación fácil de emprender alegrías económicas, como hizo el primer Gobierno de Adolfo Suárez, y que sería peligroso repetirlo antes de las elecciones municipales.

Jordi Pujol (minoría catalana). Estoy sorprendido por el modo de producirse este debate imprevisto. No es el momento de entrar en si se cumplen o no los acuerdos de la Moncloa que firmamos hace cinco meses, tiempo suficientemente importante como para que se haga una revisión en profundidad.

Manuel Fraga (AP). No ha sido normal la forma de introducir este debate, del que a las once de la mañana no se sabía nada, y que no es buen presagio del régimen parlamentario previsto en la Constitución.

La transición coincide con una situación muy seria de la economía, que siempre es economía política, por lo que el análisis ha de basarse en el orden público, modelo social, económico y fiscal, y seguridad internacional. Es preciso un debate político y económico, que explique la situación y nos dé ocasión a expresarnos. El peligro será que un día nos digan que «la operación ha sido un éxito; lástima que el enfermo haya muerto».

Es preciso conocer los planes concretos del Gobierno y tomar conciencia de que España, en este momento, uno de los más difíciles de su historia, peligra en convertirse en el enfermo de Europa. Y es un momento en el que todos, en Europa y en África, se están aprovechando de nosotros. España necesita, pues, de todos, y no de política de partido. Es necesario un pacto político y administrativo. Mi grupo colaborará exigentemente con este Gobierno.

Enrique Tierno (PSP, grupo mixto). En una democracia es más necesaria la improvisación que en una dictadura. Yo creo que no se ha tratado de una descortesía del Gobierno, sino de un descuido, el no explicar la crisis, a cuyo sentido profundo se ha llegado en este debate. Si no ha habido crisis, si sólo se trata de un reajuste, ¿cómo es que, los cambios se han producido precisamente en el sector más quebradizo, el económico, con tantos temas pendientes, entre ellos el energético? Con la cortesía y el comedimiento que me caracterizan, digo al Gobierno que se está acostumbrando mal. Pide a los partidos que acudan y acuden; solicita sacrificios al pueblo y éste los hace. Cuando los periodistas nos preguntan tenemos cuidado de tener en cuenta las dificultades del Gobierno y la situación del país. Pero las razones de Estado, cuando éste no defiende los intereses de la nación, tienen un límite. El Gobierno tiene la obligación -como se ha dicho aquí- de definir su espacio político en función del programa. Es preciso que se den a la luz pública las consecuencias de la crisis. Daremos el testimonio de que, aunque discutamos, respondemos a la razón del Estado, que es la razón suprema.

Xabier Arzallus (PNV). Yo no pido explicaciones al Gobierno, que tiene problemas graves. Nosotros seguimos ofreciendo nuestra colaboración, que nunca es unilateral. Hasta que se rompa el pacto, seguiremos colaborando desde una zona del Estado especialmente problematizada. En este momento es preciso olvidar cada partido y cerrar hombros para la colaboracion.

Sugiero que el Gobierno, que aún no ha saludado al Consejo General Vasco, comience la descentralización. Ya que tiene estos dos embriones de descentralización, la Generalitat y el Consejo General Vasco, que los utilice. Que los ciudadanos no se vean defraudados ante tanta cartera sin una peseta.

El Pleno del Congreso de Diputados aprobó ayer por 281 votos a favor, dos abstenciones y un voto en contra un dictamen de la Comisión de Justicia favorable al proyecto de modificación del artículo 161 y derogación del 164 del Código Penal. Dichos artículos se refieren a distintas modalidades de delitos contra el Movimiento Nacional, sus dirigentes y sus símbolos.

Además de este dictamen el Congreso aprobó por amplia mayoría un dictamen de la Comisión de Educación favorable a un proyecto de ley por el que se crea una universidad con sede en Palma de Mallorca y varios convenios presentados por la Comisión de Asuntos Exteriores.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_