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DIARIO DE UN SNOB La derecha eterna

Hay una gran derecha, hay una pequeña derecha, hay una derecha unida y una derecha desunida. Yo prefiero hablar de la derecha eterna, que es la que me va.El otro día nos dieron un almuerzo aquí a unos amigos y a mí. Paloma Hurtado, la cómica, que va a hacer de la Bella Otero en el teatro, empezó a decir tacos como un Cela con sujetador:

-Paloma, que estamos con la derecha eterna -le advertí.

Lo cual que la Bella Otero sale en La Actualidad Española con Pilar Narvión, Margarita Nelken, la Pardo Bazán, Pinito del Oro, Mariquita Pérez, Concha Piquer, Carmen Polo de Franco, Loreto Prado, Pilar Primo de Rivera, Blanca de los Ríos, Hildegart Rodríguez (la de la pelicula, sí), Lola Rodríguez Aragón, Conchita Supervia, Corín Teitado, Carmen Valero, Victoria Vera, Margarita Xirgu y María Zambrano. La derecha eterna, que ahora es de centro, ha descubierto en la española-española, con su tipo de manola, una especie de energía nuclear, energía solar o riqueza submarina que explotar de cara al electorado (que para eso ellos son guapos) en sus nuevas revistas del corazón.

La Bella Otero, por el grabado, no era tan gorda como decían nuestros abuelos, los abuelos de la derecha eterna, sino que tenla el talle de avispa del erotismo cursi. La derecha eterna siempre nos está diciendo que el pasado era más arcaico, todo eso de los felices y dorados siglos en que los pobres iban al cielo y las coristas estaban mucho más carrozas. La Bella Otero fue la Bibí Andersen de la belle époque, y si de Bibí Andersen no se sabe si es hombre o mujer (que ni a mí me lo ha dicho), de la Bella Otero nunca se supo si era parisina o gallega.

Mentira. Todo mentira. No es verdad que los pobres fuesen más felices y las coristas más gordas en el ayer de las ropas chapadas. La derecha eterna sitúa sus utopías en el pasado y la izquierda utópica en el futuro. Pero a su otro lado Paloma tiene un marqués, de modo que nos ponemos finos.

Don Cruz Martínez Esteruelas teoriza con obviedades sobre la unidad de la derecha actual en España. La obviedad es el género literario de los que no son literatos. Qué le vamos a hacer. Y precisamente Carlos Luis, policialmente zarandeado en el Congreso, tiene una función sobre don Tancredo en la que saca retratado, tipo art-decó, a don Cruz Martínez Esteruelas.

-Seguimos presididos por la derecha eterna, Carlos -le digo en el almuerzo.

-Y yo, además, zarandeado y tratado de payaso.

Si don Mariano de Cavia levantara la cabeza. Don Mariano, por cierto, fue el único ancestro que no anduvo enamorado de la ancestral Carolina Otero, que parece que no le iba el género. A los postres habla la derecha eterna y dice que me leen. Y ay de ellos como no lo hagan. La revolución les va a coger con lo puesto. Sólo yo puedo pegarles el aviso a tiempo. Un sobrino de Pemán me cuenta de cuando don José María era perseguido por Franco:

-En el año cuarenta y tantos, aunque usted no lo crea.

Franco, que no ignoraba precisamente la Historia de España, no se fiaba ni de la derecha eterna. Sabía que la derecha eterna era y es anterior y posterior a él. Ahora estamos viendo con qué facilidad le ha sobrevivido, aunque no precisamente gracias a los artículos de Martínez Esteruelas. Alfonso Sánchez, entre el clavel y la sordera, le declara una vez más su amor a María José Prendes, como el resto de los comensales. Y yo le digo a María José:

-Puedes darle tu mano a ciegas a cualquiera de estos señores, que todos tienen tierras.

Menos mal que son la derecha ecuestre y jocunda. La derecha rural y mujeriega. Víctor de la Serna me pone una vez más en fila con Larra y Valle. Gracias, Víctor, pero todos fueron suicidados y hambreados por la derecha eterna. Que ahora se une de nuevo, los domingos y entre semana, para salvarnos. En el almuerzo de los exportadores de vinos sólo bebí cocacola. Otro monopolio.

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