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Importantes conversaciones en la ONU sobre el futuro de Namibia

En la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, se iniciaron ayer unas conversaciones que se consideran decisivas para el futuro de Namibia, el territorio surafricano ilegalmente controlado por el régimen de África del Sur.Los ministros de Exteriores de Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia, República Federal de Alemania y Canadá, se entrevistarán separadamente con su colega surafricano, Botha, y con el jefe de las fuerzas guerrilleras nacionalistas que luchan contra el régimen racista de Pretoria, Sam Nujoma, para intentar conseguir su refrendo a un nuevo plan occidental de paz.

La fórmula occidental para la independencia de Namibia, que se discutirá en Nueva York, prevé drásticas reducciones de las tropas surafricanas en el territorio, el confinamiento de estas fuerzas y de las del SWAPO en áreas localizadas, la liberación de todos los prisioneros políticos y el establecimiento de una fuerza de pacificación de las Naciones Unidas que controlaría a los dos bandos y garantizaría unas elecciones libres para una asamblea constituyente antes de fin de año.

El plan prevé también que durante el período de transición el territorio estaría administrado por un delegado surafricano, y otro de las Naciones Unidas.

Namibia, ex colonia alemana, pasó a manos de la Unión Surafricana en 1918. En 1966 la ONU relevó a Suráfrica de su mandato, pero el régimen de Pretoria se negó a acatar la decisión y amplió el sistema de segregación racial. Al año siguiente se inició la guerra de liberación por parte de el SWAPO en el norte del territorio, que cuenta con una extensión de más de 800.000 kilómetros cuadrados y no llega al millón de habitantes.

Hay una serie de puntos especialmente difíciles en las negociaciones de Nueva York, donde por vez primera se reúnen todas las partes implicadas en el conflicto, incluso representantes de los estados africanos de la «línea del frente» y el propio secretario general de la ONU. El primero es la retirada de las tropas surafricanas de Namibia. El régimen de Pretoria no acepta ni los contingentes previstos en el plan occidental, ni el lugar donde permanecerían estacionados.

Para el SWAPO es inadmisible que la policía actual de Namibia siga ejerciendo sus funciones durante el interregno, incluso bajo el control de la ONU. Su argumento es que intimidaría a los votantes e impediría unas elecciones libres.

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El otro punto fundamental, que enfrenta a ambas partes, es la liberación inmediata de los presos políticos en poder de Suráfrica que deben tomar parte en las elecciones, según el plan occidental y que Pretoria rechaza.

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