En estudio la ampliación del cuerpo de notados
La Comisión de Subsecretarios estudiará hoy, nuevamente, el proyecto del Ministerio de Justicia de nueva demarcación notarial. Se trata, según palabras del subsecretario del departamento, Juan Antonio Ortega Díaz Ambrona, de un tema complejo y de consideración. Un tema espinoso, en definitiva.Cada diez años, según estipula la ley, se lleva a cabo la demarcación notarial. Tratándose, como se trata el ejercicio de la notaría, de un servicio de interés público por el que pasa una buena parte de la actividad económica del país, el Ministerio de Justicia, de acuerdo con los cambios sociales, económicos y demográficos habidos en España, lleva a cabo un redimensionamiento de las notarías, con el cierre de unas donde ya no son necesarias o rentables y con la apertura de otras en sitios donde el crecimiento demográfico y el desarrollo industrial lo requieran.
Siendo el cuerpo de notarios un cuerpo cerrado, de alto status económico y social, una profesión envidiada por algunos, endiosada por otros, son los momentos de las nuevas demarcaciones los únicos quizá que logran poner un poco nerviosos a los notarios.
Existe un clima de preocupación ante la ampliación de notarías en 174 de las tres categorías que, a grosso modo, supone el proyecto de demarcación gubernamental. «Siempre se producen fricciones cuando se preparan cambios entre los notarios y, en cierto modo, es natural», comentó Manuel Ramos Armero, titular de una de las notarías más prestigiosas de Madrid.
Mil quinientos cincuenta y cinco notarios
En España hay en la actualidad 1.555 notarios, según las últimas cifras actualizadas del Ministerio de Justicia, y su distribución por provincias no se hace proporcionalmente al número de habitantes, sino proporcionalmente al número de la población activa y, dentro de este concepto, de acuerdo con el número y entidad de las transacciones, utilización de los servicios de los notarios y mantenimiento del nivel de competencia y preparación de los mismos.
Así, Jaén, por ejemplo, se encuentra entre las provincias con mayor número de notarías, por encima de provincias como Baleares, La Coruña, Granada, Canarias, Guipúzcoa o Valladolid, Madrid, con 141; Barcelona, 136; Valencia, 96; Alicante, 55; Oviedo y Sevilla, 48; Vizcaya, 47; Murcia, cuarenta, y Jaén y Badajoz, con 39. son las provincias con mayor número de notarías.
Aunque todos los notarios tienen la misma categoría, en España existen notarías de primera, de segunda y de tercera categorías, de acuerdo con su ubicación en ciudades de hasta 12.000 habitantes (tercera), hasta 50.000 (segunda) y de más de 50.000 (primera). Topes éstos que, según las primeras filtraciones, serán elevados sustancialmente en el proyecto que está preparando el Gobierno
Los notarios se quejan
Ante el proyecto de demarcación notarial han empezado a sentirse las primeras quejas de los notarios. Aunque la vida de una buena parte de los españoles está siempre jalonada por encuentros con notarios (compras de pisos, escrituras, testamentos, herencias), algunos de éstos señalan que empieza lo que definen un período de vacas flacas. La inflación galopante, el incremento del coste de la vida, el decrecimiento de la actividad económica y la crisis en general, por un lado, y el aumento de las plantillas en las notarías y de los sueldos y la fuerte presión fiscal a la que dicen estar sometidos los notarios son algunas de las causas del descontento de muchos de éstos.
Según un portavoz del Colegio de Notarios de Madrid, la mayor parte de los quince colegios de notarios de toda España (hay tantos colegios como audiencias territoriales) tienen que separar partidas de sus respectivos presupuestos para subvencionar aquellas notarías que son deficitarias. «No se puede hablar de crisis en las notarías», manifestó Augusto Gómez Martinho, censor primero del Colegio de Madrid, «aunque es cierto que existe una cierta incertidumbre, sobre todo, en las notarías pequeñas».
Con todo, como en el resto de las profesiones liberales, aunque se da el caso de que los notarios son funcionarios de la Administración que cobran de los particulares, existe un número de notarías que por volumen de trabajo, por prestigio y por antigüedad no sólo son las menos afectadas por esta presumible crisis en el cuerpo notarial, sino que incluso están absorbiendo clientela de otras notarías.
Si antes la meta de un notario era llegar a Madrid, está empezando a darse el caso de que algunos notarios se están yendo a otras ciudades de provincias, con la consiguiente dificultad de cubrir plazas de nueva creación en las grandes ciudades. Para el notario Félix Pastor Ridruejo, la solución estaría en que los turnos de oficio (transacciones y escritura de la Administración u oficiales) se concediesen a aquellos notarios jóvenes que tienen dificultades para instalarse o a aquellos que acceden a las grandes ciudades, renunciando al citado turno aquellos notarios que por su volumen de trabajo se viesen moralmente obligados a ello.
Menos opositores
Nunca se ha sabido a ciencia cierta lo que gana un notario. La imagen del gran público sobre el notario, aparte del desconocimiento real de su función, es la de ese señor rico, de alta extracción social, prácticamente inaccesible. «Nada más lejos de eso», comenta el notario Gómez-Martinho. «Y sería conveniente desmitificar la figura del notario, llevándola a su justo término, como la de un profesional liberal que cumple una función necesaria en la sociedad.»
Lo cierto es que, desde Quevedo a Larra, pasando por Mesonero Romanos, hasta hace unos años, la figura del escribano, primero, y la del notario, después, ha estado envuelta en un perfume especial, del discreto encanto del dinero y de la alta sociedad. A falta de un desarrollo industrial efectivo, un profesional de la abogacía o un licenciado en Derecho se sometía a unas oposiciones duras, de a veces muchos años de estudio, pero que tenían como contraprestación una especie de seguro de vida perpetuo: el ejercicio de la notaría.
Algo han cambiado las cosas cuando, según datos del Ministerio de Justicia, el número de opositores a notarías ha descendido hasta extremos que el propio subsecretario califica de alarmantes. Si hace veinticinco años el número de opositores por plaza era de treinta, en las últimas oposiciones celebradas este último curso en Barcelona el porcentaje era sólo del 2,9.
Desde los años sesenta el atractivo de ocupar puestos en la Administración o en el Poder se está perdiendo progresivamente en favor de ocupar puestos ejecutivos en las grandes empresas; podría ser esta una de las conclusiones en el caso de los notarios. Hasta hace pocos años las oposiciones al cuerpo de notarios se celebraban cada dos años y había, dicho de forma vulgar, poco menos que bofetadas.
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