_
_
_
_
Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El lenguaje oficial

Las locuciones del lenguaje oficial, utilizadas por los que manejan el botafumeiro cotidiano son, curiosamente, de centro y contenido castrense, parecen sacadas del vocabulario de los años triunfales, cuando todo era resplandeciente y exitoso. Lo mismo da que se trate de política interior o exterior, el tono empleado sugiere una guerra contra el supuesto enemigo, como ejercicio de flechas y pelayos en campamento de verano o consigna del SEU para estudiantes recién ingresados en el colegio mayor.No hay, en rigor, una política exterior coherente y definida. Se opera por reacciones espasmódicas, a lo que salga y según venga, pero eso sí, se trata siempre de grandes operaciones bélicas. Hemos presenciado en los últimos tiempos toda clase de «ofensivas diplomáticas». Ofensiva sobre la Europa comunitaria, ofensiva sobre el Oriente Medio, ofensiva en las Naciones Unidas, ofensiva hacia el norte de Africa o el Africa negra -que agotador esfuerzo-, ofensiva es sustantivo y adjetivo del verbo ofender, vocablo escasamente compatible con la esencia de la diplomacia. ¿A quién tratamos de ofender, de conquistar, de arrollar? Pienso que a nadie. Lo que se ventila es, como siempre, un problema de imagen. ¡La dichosa imagen!, la que cuesta tantos centenares de millones en espacios manipulados televisivos. Una España agresiva, terrible, que lanza ofensivas por doquier. ¿No tiene algo de ridículo y penoso, de tercermundista con pretensiones, en un momento internacional en que los más poderosos negocian sigilosamente, con prudencia, los ajustes y reajustes que eviten fricciones y conflictos? Ofensiva sobre Gibraltar, ofensiva sobre el Consejo de Europa, ofensiva sobre la EFTA, sobre la NATO, sobre la América española... iBasta ya!, volvamos a las dimensiones y al lenguaje normales, al sosiego y a la información veraz.

Y, ¿qué decir del tono hiperestésico de la política interior? Cada vez que el presidente del Gobierno anuncia un desplazamiento se describe el viaje como una «gran ofensiva». Hasta ahora hemos anotado hasta ocho intentos de ofensiva en provincias, proclamados a bombo y platillo, el más curioso fue la ofensiva sobre el País Vasco, programado para presidir en Irún un acto de masas de la UCD, Guipúzcoa, uno de los grandes núcleos de opinión electoral allí existentes, como es bien sabido, de las ofensivas, sólo se realizaron dos, una sobre Murcia y otra sobre Almería. Desconocemos los resultados de ambas batallas, pero suponemos que existirán largas colas en las oficinas de UCD, de las dos capitales para apuntarse en el partido del Gobierno. Porque en lo que respecta a Cataluña, no parece existir un gran entusiasmo para iniciar la batalla.

Ahora se anuncia otra «ofensiva» arrolladora por toda España que no dejará títere con cabeza, especie de vuelta ciclista por la península con camiseta naranja y verde en anillos incompletos. ¿Será verdad?, uno de los seis u ocho secretarios generales del partido gubernamental anunció ya, solemnemente, que «barrerán» en las municipales, exterminando materialmente a todos los candidatos oponentes, para lo que cuenta ya con centenares de millones de pesetas, procedentes, como es natural, de las cuotas de los afiliados.

¡Dios nos coja confesados! En España hay cerca de 100.000 puestos de concejales disponibles, pues bien, gracias a la «ofensiva» de los «comandos» centristas y al elegante grito de guerra «¡a por todas!», que no sabemos bien lo que significa, hay ya resultados anticipados por la electrónica y el Instituto de la Opinión Pública, que garantizan de 60.000 a 70.000 concejales para la UCD en toda España.

Una cifra que nos recuerda al marqués de Hoyos, último mínistro de Gobernación de la Monarquía, que también realizaba recuentos victoriosos parecidos una mañana de un 13 de abril. No los pudo terminar porque, al día siguiente, fue el 14 de abril de 1931.

Ofensivas, comandos, estrategias, batallas, desembarcos, barridos, victorias, exterminios, rendiciones, potenciales... ¿Hasta cuándo?

¿No tendría más cuenta gobernar el país con un programa claro y definido, informando con transparencia al Parlamento y a la opinión de tantas cosas oscuras, en vez de distraer a la gente con redoble de tambores y fanfarria de cornetas, que ocultan difícilmente el vacío de una política? ¿Y no sería mejor, también, que se dejara claramente a la Monarquía a resguardo de cualquier habilidad gubernamental?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_