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El asesinato del matrimonio Viola

Martín Villa, zarandeado a la salida de los funerales

El ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa, fue zarandeado y levemente golpeado en el transcurso de los funerales celebrados ayer en Barcelona por el matrimonio Viola, asesinado anteayer por un comando terrorista. Martín Villa, al igual que las autoridades catalanas que asistieron al sepelio, fue duramente increpado por parte de grupos de personas que a la salida del funeral lograron romper los cordones policiales y aproximarse a la puerta de salida ,de la iglesia de Nuestra Señora de los Angeles, donde tuvo lugar la ceremonia fúnebre.

Desde aproximadamente una hora antes de iniciarse el funeral, grupos de personas portando banderas españolas y falangistas, así como emblemas de Fuerza Nueva, se concentraron en las inmediaciones del templo; algunos componentes de esos grupos llevaban camisas azules y corbatas negras. Ya a la llegada del ministro del Interior prorrumpieron en gritos de Traidor; Gobierno, dimisión. Durante la celebración del funeral entonaron en diversas ocasiones el Cara al Sol.En el interior del templo hubo dos incidentes: en primer lugar, gritos contra Martín Villa y el Gobierno, al hacer acto de presencia el ministro. Posteriormente, los gritos volvieron a reproducirse al anunciar el cura oficiante de la ceremonia que el cardenal Jubany no podría asistir al acto, lo que originó las protestas de un sector del público, que fueron acalladas por la mayoría de los presentes.

Finalizada la ceremonia, y cuando ya habían salido del templo los restos del matrimonio Viola, aparecieron en la puerta el ministro Martín Villa seguido del capitán general de Cataluña, teniente general Coloma Gallegos y el presidente de la Generalitat, Josep Tarradellas, a quien acompañaba el alcalde de Barcelona, señor Socías Humbert, y el consejero del presidente Suárez Salvador Sánchez Terán.

Golpes al coche de Tarradellas

En ese momento arreciaron los gritos acusatorios contra Martín Villa y los insultos a Tarradellas mientras se lanzaban vivas al Ejército y gritos de Justicia; Ejército, al poder; Menos amnistías que matan policías, Abajo los masones y Franco, Franco, Franco. Varias personas, tanto del exterior como del interior del templo, se acercaron al grupo formado por las autoridades logrando sobrepasar los cordones de seguridad. Martín Villa fue zarandeado pese a que varios policías le rodeaban completamente. Socías Humbert perdió sus gafas y el teniente general Coloma Gallegos fue desplazado unos metros del centro de la puerta de la iglesia, al tiempo que su gorra de uniforme rodaba por los suelos.Martín Villa abandonó el lugar en su coche oficial, a gran velocidad, al igual que el capitán general y el presidente Tarradellas. El coche de este último fue golpeado con los puños por parte de varias personas.

Al menos una de las personas que intentó agredir al ministro del interior fue detenida por la policía. Se trata de un individuo que vestía una gabardina azul. Asimismo, durante el funeral, el conocido ultraderechista Alberto Royuela fue invitado a desalojar el templo por varios miembros de la policía, al parecer debido a los comentarios que dirigía a los policías armados que guardaban la entrada de la iglesia.

Una vez se hubieron retirado las autoridades, algo más de un centenar de personas se manifestaron por las calles adyacentes cantando el Cara al Sol brazo en alto y profiriendo gritos contra el Gobierno y vivas a la policía y al Ejército.

En cuanto a los asistentes al funeral, hay que señalar una presencia masiva de los sectores más ultraconservadores catalanes -Laureano López Rodó, José María Porcioles-, y de la misma extrema derecha, como Alberto Royuela, Juan García Carrés y Miguel Gómez Benet, detenido el pasado octubre en relación al atentado a la revista El Papus.

Los comentarios y las actitudes hostiles contra el Gobierno y contra la izquierda crearon clima de gran tensión. Algunos políticos catalanes -todos los partidos habían condenado el atentado la noche anterior- abandonaron el Iugar ante el cariz que tomaba el acto y que capitalizó en su totalidad la extrema derecha.

Además del Gobierno de la Generalitat en pleno hicieron acto de presencia los diputados Verde Aldea y Heribert Barrera, el presidente de la CEOE, Carlos Ferrer Salat, y diversas personalidades del empresariado catalán. En algunas caras estaba muy patente su desagrado por la actitud violenta de los miembros de la derecha más extrema y más militante.

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