Sally K. Ride,
ayudante de investigación en el departamento de Física de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, aparece en su despacho después de saber que la agencia espacial estadounidense la ha seleccionado, junto con cinco mujeres más, para participar con otros 35 astronautas en el programa espacial de la próxima década. Entre los 35 elegidos figuran también tres negros y un oriental, con lo que se rompe una tradición de entrenar como astronautas sólo a hombres de raza blanca.
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