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Expectación en Italia ante las posibles revelaciones de Ovidio Lefebvre

La extradición de Brasil del abogado italiano Ovidio Lefebvre, de sesenta años, que llegó a Roma el viernes pasado, extrañamente en estado comatoso, ha vuelto a poner en primer plano la imagen de la Italia de los escándalos y la criminalidad. Lefebvre, el abogado amigo del presidente de la Repúblíca Giovanni Leone, investigado por la comisión parlamentaria inquisidora especial como el agente pagador de sobornos por dos millones de dólares de la industria aeronáutica americana Lockheed, en la venta a Italia de catorce aviones Hércules C-130 de transporte, se encuentra en el hospital romano de Santo Espíritu con unas extrañas equimosis en la espalda y zona del esternón. Los médicos romanos ignoran su origen y no saben si atribuir el estado del enfermo a exceso de barbitúricos o calmantes tomados en Brasil, antes de tomar el avión, escoltado por altos funcionarios de la policía italiana. Las suposiciones y sospechas son de novela policial.Lefebvre tendrá que declarar inmediatamente ante el Tribunal Supremo de Garantías Constitucionales al que el Parlamento ha pasado el proceso. Se avanza la hipótesis de que por su mediación se hayan abastecido de frescos dólares americanos las cajas exhaustas de varios partidos Políticos y corrientes de partido, en particular Democracia Cristiana y Socialdemocracia. El proceso se celebrará apenas sea escuchado este «supertestigo», el más importante de todo el «caso Lockheed». La repercusión política de este escándalo ha sido enorme, dado que, por primera vez, dos ex ministros, el socialdemócrata Mario Tanassi y el democristiano Luigi Gui serán juzgados por el Tribunal Supremo Constitucional.

No se trata, de todos modos, del único escándalo que ha conmovido a la opinión pública y ha sacudido las instituciones políticas del país, corroyendo la credibilidad del régimen. Los negocios sucios con dinero público son muchos y todavía pendientes de justicia. Una organización estafadora se hace liquidar por el Estado con 13.000 millones inventando más de 3.000 aviones de la Caproni, requisados por los alemanes. Préstamos sin las garantías necesarias, naves compradas a Japón y alquiladas luego a precios astronómicos, exportadores de capital en el escándalo del crack del Banco Sindona y del Banco Comercial, en vez de invertir en el país... Así, la Italia de la clase política y de la alta finanza, y la del delincuente común.

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